1-2-3 Fergusons

Texto: Mumia Abu-Jamal
Foto: Debra Sweet

Durante más de una semana, la atención de los medios de comunicación y de millones de televidentes y lectores se ha centrado en los acontecimientos que cambian de un momento a otro en Ferguson, Missouri, donde el joven Mike Brown fue asesinado a tiros por un policía blanco.

Lo que no cambia, lo que ha sido constante, es el nivel de rabia entre los residentes negros, entre los hombres y mujeres que han resistido todos los intentos por silenciar o desviar sus esfuerzos.

¿El objetivo de sus esfuerzos?

Lograr la detención, procesamiento y condena del policía blanco (Darren Wilson) que disparó y mató a Mike Brown.
Son impulsados por la furia y por una larga historia de represión policial.

No han permitido que nada –promesas, provocaciones, los políticos o la policía– les aparten de su objetivo.

El sistema ha utilizado armas de guerra –rifles de francotirador, vehículos blindados, metralletas y otros instrumentos  de violencia militar– para intimidar a la gente, para amenazar a la gente, para silenciar a la gente.

Pero continúan las marchas por justicia para Mike Brown.

Han enfrentado a políticos que con dulces palabras prometen la paz; a policías con rostros oscuros que prometen protección; a predicadores que rezan por la placidez. Y siguen marchando.

Han sido amenazados con la detención si violan el toque de queda; han recibido la lluvia acre del gas lacrimógeno. Y siguen marchando.

Marchando por justicia.

Un reportero de un canal nacional de cable les pidió a cinco adolescentes con gorras de béisbol y paliacates de color rojo brillante, que se identificaran.

Uno por uno, anunciaron sus nombres: Mike Brown

Todos eran Mike Brown.

Mientras marchan más allá del miedo, es cierto que son Mike Brown.

Como lo son todas y todos.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

–© ’14 maj

17 de agosto de 2014

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org

Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com

Traducción Amig@s de Mumia, México