Luego de casi un mes de protestas, los integrantes de la Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca (CENEO) han radicalizado sus acciones. El día 3 de febrero presentaron un pliego petitorio de veintiún puntos a las autoridades educativas de los cuales ninguno ha sido resuelto.
Las protestas han incluido: marchas, bloqueos de calles y avenidas principales, toma de casetas de peaje para dejar pasar libremente a los automovilistas, retención de unidades de trasporte público —que ellos utilizan para trasportarse—, así como de camiones que trasladan mercancías de empresas transnacionales, de los que han repartido los productos entre la gente que está a los alrededores y a quienes están afuera de los hospitales públicos esperando a sus familiares enfermos.
El día jueves 13 de marzo, los normalistas tendrían una mesa de negociación con los trabajadores del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca. Advirtieron a las autoridades que si cancelaban dicha mesa, radicalizarían sus acciones. Dado que justamente eso fue lo que sucedió, los estudiantes tomaron las instalaciones del instituto, desalojaron a los trabajadores y realizaron una serie de pintas al interior y en los vehículos oficiales, así como la quema de llantas y documentos.
Entre las principales demandas que exigen las once Normales que conforman la CENEO, está la exigencia de las «becas de kilometraje», es decir, un apoyo económico para los estudiantes de los últimos grados, que les sirvan para trasladarse a las comunidades donde realizan sus servicios.
También sostienen que están en contra de la reforma educativa, pues los estándares de evaluación no están contemplando a la mayoría de los estudiantes de Oaxaca, en su mayoría indígenas que hablan una lengua materna que no es el castellano. En el mismo sentido, se refieren a las condiciones materiales que exige esta reforma ya que en Oaxaca hay escuelas en las que hay profesores multigrado, donde sólo un profesor da clases a varios grupos de estudiantes y al mismo tiempo es director de la escuela.
«Estamos en descuerdo con esta reforma, y no porque le tengamos miedo a la evaluación, hay alumnos que ni siquiera hablan el español y quieren implementar el inglés, hay marginación y pobreza. No es lo mismo evaluar a un alumno de Monterrey que a un alumno de una comunidad indígena de Oaxaca» nos comenta Miriam Martínez, vocera de la cartera —o comisión— de prensa y propaganda de la CENEO.
Así mismo, otra estudiante de la normal rural de Tamazulapan, quien no quiso dar su nombre, comenta al equipo de SubVersiones que están inconformes con la reforma porque el gobierno no se ha preocupado por informar a los ciudadanos, pues hay comunidades indígenas que no saben ni lo que es una reforma y por tanto no saben que en algún momento tendrán que pagar la educación de sus hijos, haciendo referencia al eufemismo de “autonomía de gestión”. Los normalistas ven con preocupación que la información de dicha reforma no está fluyendo y por lo tanto la gente aún no dimensiona que tendrán que pagar la educación de sus hijos; cuando hay comunidades en las que los profesores se han visto obligados a convencer a los padres de familia para que manden a sus hijos a la escuela.
«Hay dos generaciones de nuestros compañeros que ya están trabajando con esta reforma, la cual maneja cosas que no concuerdan con comunidades donde no hay ni luz y hay mucha desersción porque tienen que trabajar en el campo» afirma Miriam, quien tambiém sostiene que la mayoría de los estudiantes de las normales conocen en carne propia estas condiciones, pues una buena parte de los estudiantes vienen de comunidades rurales donde la pobreza es extrema.
Los normalistas se mantienen alerta ante una posible represión y se manejan con precaución frente a los medios de comunicación; no dejan acercarse a nadie proveniente de la prensa sin antes cubrirse el rostro, pues saben que cuando hay represión también hay persecuciones y hostigamientos selectivos.
Los más de tres mil normalistas aseguran que si no les dan una solución inmediata, van a radicalizar aún más sus acciones. Por el momento, en el Centro Regional de Educación Normal de Oaxaca, se retienen más de quince unidades repartidoras de distintas empresas como Bimbo, Sabritas, Danone, Pepsi, Coca-cola y dos unidades de Autobuses de Oriente (ADO). De última hora nos alertan que ya hay una orden de desalojo y están atentos con diversas comisiones de seguridad que no permiten la entrada a nadie que no sea normalista de la CENEO.