Sobre la Reconstrucción

Texto: Mumia Abu-Jamal

Ilustración: www.nathanielturner.com

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Mis queridos compañeros de estudios,

Les agradezco a ustedes y a su profesora, la Dra. Fernández,  concederme esta breve oportunidad de acompañarlos mientras estudian lo que yo considero el momento más determinante en la historia de Estados Unidos: la Reconstrucción.

La mayoría de nosotros dedicamos poco tiempo y tal vez menos reflexión a este periodo, porque, seamos realistas, es la historia antigua ¿verdad?

Puedo imaginarlos poniendo los ojos en blanco, los chasquidos de lengua, las mentes cerrándose de golpe y la duda pronunciada en voz baja: ¡¿Qué tiene que ver conmigo lo que pasó en los 1870s y 1880s?!

Pero la Reconstrucción es más que una palabra que los historiadores usan para designar una época. Fue por primera vez en la vida estadounidense, un verdadero intento por cambiar la trayectoria del país para que dejara de ser una nación esclavista y empezara a ser una nación realmente libe.

Aquel valiente y noble intento terminó en fracaso y traición.

El periodo de la Reconstrucción, formalmente, ocurre entre los años 1866-1876 (aunque algunos historiadores y autores lo definen de manera diferente). Estas fechas son marcadores en el tiempo, porque las iniciativas de Reconstrucción aprobadas por el Congreso se volvieron las enmiendas 12, 14 y 15 a la Constitución y sus leyes habilitantes. Al final de este periodo se hizo el trato legislativo-presidencial en el que Rutherford B. Hayes ganó la presidencia a condición de que el Ejército de Estados Unidos fuera retirado del territorio sureño, sometiendo así a los africano-americanos a un diluvio de  terrorismo blanco, casi siempre organizado por un ejército del Partido Demócrata conocido como el Ku Klux Klan.

Algunas personas plantearán, en protesta, que el sur fue derrotado por el poder militar de los capitalistas del norte, y aunque esto es cierto, no revela la historia completa, porque las victorias militares en el campo se pueden anular por los políticos en una mesa de negociación.

Esto es lo que pasó cuando se negoció el pacto informal Hayes-Tilden en 1876-77. Parecía que el candidato del Partido Demócrata, Samuel Tilden, había ganado más votos que Hayes debido al reino de terror que impidió que muchos negros votaran en el Sur, pero se estableció un comité y el Colegio Electoral le dio a Hayes un voto más que a Tilden. Hayes asumió la presidencia y cumplió con su promesa electoral de retirar del sur al ejército (que contaba con decenas de miles de soldados negros). Con esto, la Reconstrucción llegó a su fin sucio y brutal.

Ilustración: www.nathanielturner.com

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En el reciente libro, The Day Freedom Died: The Colfax Massacre, the Supreme Court and the Betrayal of Reconstruction (El Día que murió la libertad: la Masacre de Colfax, la Suprema Corte y la traición de la Reconstrucción), de Charles Lane, vemos con claridad la manera en que todos los niveles del gobierno dieron la espalda a los africanoamericanos y los dejaron a la cruel piedad de sus previos esclavizadores y atormentadores en el Sur blanco.

Lane escribe:

“En vez de una nueva Guerra Civil, ocurrió un nuevo acuerdo, un gran pacto entre los Republicanos blancos del Norte y los Demócratas blancos del Sur. Éstos habían cedido la presidencia a aquéllos a cambio del dominio sobre sus propios estados. Y esto significaba dominio sobre su población negra, porque la Suprema Corte había decretado que los negros tenían que acudir a los gobiernos estatales para ganar protección contra la violencia y el fraude. Ellos tenían que acudir a los racistas descarados como Wade Hampton. ‘El Compromiso de 1877’ era menos formal que  los pactos conocidos como ‘El Compromiso de Misuri’ y ‘El Compromiso de 1850’, pero su lógica fundamental era similar.  La Unión fue  conservada a riesgo de los derechos de cuatro millones de americanos afrodescendientes. ‘El negro —opinó la revista La Nación— desaparecerá del campo de la política nacional. De ahora en adelante, la nación como una nación no tendrá nada que ver con él’”.

La Reconstrucción ya se terminó (Lane 245).

Lane agrega la siguiente observación:

“El Sur aplicó presión sobre las líneas de falla del Partido Republicano hasta que se abrieron. Los Estados Confederados de América perdieron la Guerra Civil militar y económicamente, pero en cuanto a lo que más le importaba a los sureños blancos ––los aspectos sociales, políticos e ideológicos–– no fue así. [El presidente de Estados Unidos] Ulysses S. Grant murió el 23 de julio de 1885, después de intentar y fracasar, asegurar el nuevo nacimiento de libertad por el cual él había peleado la Guerra Civil»  (254).

Debido a que el gobierno federal cedió a la Confederación los derechos de los estados, es decir, el poder y control local, el Sur a todas luces ganó la guerra para poder tratar a los negros como esclavos en todo, salvo en el nombre.

Cuando una ley para garantizar los derechos civiles fue aprobada en 1875, la Suprema Corte no tardó ni diez años en anularla.

Según la Constitución, los negros eran libres, pero en realidad, sus vidas eran prácticamente indistinguibles de las de sus antepasados cautivos. No pudieron votar. No pudieron ocupar cargos públicos. No pudieron trabajar en ciertos empleos o profesiones. No tuvieron el derecho de salir de las antiguas plantaciones para viajar. Fueron traicionados. Y tardarían todo un siglo en reconstruirse movimientos en los 1960s para ganar el derecho a votar, para ganar la llamada “libertad”, porque políticamente el Sur ganó la guerra que había perdido en los campos de Gettysburg.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

Fuente: Lane, Charles. The Day Freedom Died; The Colfax Massacre, the Supreme Court and the Betrayal of Reconstruction. (New York: Henry Holt & Co., 2008)

© ’14 maj
11 de febrero de 2014
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México