Fotografías: Sari Dennise
Con esta colaboración iniciamos una serie de publicaciones que tienen como objetivo dar seguimiento al caso de Mumia Abu-Jamal, preso político en Estados Unidos, quien estuvo casi 30 años en el corredor de la muerte. Mumia es periodista, ex-Pantera Negra y luchador social.
En las calles de Filadelfia, el 9 de diciembre de 1981, un joven periodista afroamericano fue detenido y encarcelado por la muerte del policía blanco Daniel Faulkner para luego ser condenado a muerte. Era ex Pantera Negra y simpatizante de MOVE –– dos organizaciones revolucionarias a las cuales el FBI y la policía política de Filadelfia habían declarado guerra años atrás.
El periodista se llama Mumia Abu-Jamal, y 32 años después sigue en prisión. Ahora es uno de los presos políticos más emblemáticos del mundo. Sus ensayos periodísticos ahora llegan a un público internacional y es autor de siete libros con el octavo en camino. Su caso ha sido el tema de varios libros y documentales, incluyendo el más reciente Long Distance Revolutionary (Revolucionario de fondo), que ha estado en cines comerciales y festivales en Estados Unidos y Europa y estará en el festival de La Habana esta semana.
Dice la directora del Gremio Nacional de Abogados, Heidi Boghosian, que «durante 32 años, los tribunales, las autoridades del gobierno y los periodistas en la ciudad de Filadelfia han cedido a las presiones ejercidas por la Orden Fraternal de Policía, abandonando la búsqueda de la verdad en el caso de este periodista renombrado mundialmente, quien fue perfilado racialmente y castigado por sus filiaciones políticas por un departamento de policía con una larga historia de brutalidad y corrupción.»
Mumia Abu-Jamal está vivo debido al movimiento internacional que ha parado su ejecución dos veces cuando tenía fecha de morir y que por fin logró la anulación de la pena de muerte, pero la lucha sigue para conseguir su libertad. Este 9 de diciembre, su familia y amigos en Filadelfia lanzaron una nueva campaña para llevarlo a casa, y en México se realizó un acto político-cultural afuera de la embajada de Estados Unidos en solidaridad con esta campaña.
El caso
En su libro The Framing of Mumia Abu-Jamal (La incriminación de Mumia Abu-Jamal), J. Patrick O’Connor afirma que al encontrar a Mumia Abu-Jamal herido de bala en la acera aquella madrugada del 9 de diciembre de 1981, los policías de la Unidad de Vigilancia bajo el mando del Inspector Alfonzo Giordano casi lo mataron a golpes y patadas, para luego empezar el reclutamiento de testigos y la fabricación del caso en su contra. Como parte de la policía política encabezada por George Fencl, Giordano había vigilado a Mumia desde sus días como un joven Pantera de 14 años; también había participado en los ataques contra las oficinas de los Panteras de Filadelfia en 1970 y en el ataque policiaco-militar contra la casa colectiva de MOVE una década después.
Desde 1979, los oficiales civiles de la ciudad habían estado bajo una investigación inédita del gobierno federal por complicidad con la brutalidad policiaca. Un poco después del juicio de Mumia Abu-Jamal, el gobierno federal enjuició al Departamento de Policía de Filadelfia por corrupción. Quince de los policías que investigaron el caso de Mumia, incluyendo el Comisionado Auxiliar James Martin, cayeron presos bajo las acusaciones del FBI por sobornos, extorsión y fabricación de evidencia para asegurar una condena. Si el uso de estas prácticas policiales era común en la ciudad de Filadelfia, especialmente en contra de los jóvenes negros, ¿debemos pensar que no las usaron en contra de un periodista disidente que había criticado duramente a la policía durante años?
Las injusticias en el proceso de Mumia AbuñJamal han sido ampliamente documentadas por Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos, incluyendo evidencia balística distorsionada, testigos amenazados y sobornados, la fabricación de una confesión, la exclusión del jurado de africano-americanos suficientemente calificados y la ocultación de evidencia exculpatoria del jurado, como la presencia en la escena de Kenneth Freeman, la persona que probablemente disparó al policía según O’Connor y varios otros analistas.
A pesar de insistir en su inocencia, Mumia es sentenciado a muerte el 3 de julio de 1982, por el juez de la horca Albert Sabo, miembro vitalicio de la Orden Fraternal de Policía, quien había enviado a 31 personas al corredor de la muerte, más que cualquier otro juez del país. De ellos, 27 eran negros, 2 blancos, 1 latino y 1 asiático. Según la declaración de la estenógrafa Terri Maurer-Carter, Sabo había dicho a su secretario el primer día del juicio: «Yo les voy a ayudar a freír el nigge»r. En cualquier sistema de justicia verdadera, sólo esta declaración hubiera sido suficiente evidencia para desechar los cargos. Pero si hay una cosa ausente en el caso de Mumia Abu-Jamal, es precisamente la justicia.
Sin embargo, a pesar de pruebas físicas indicando que él disparó un arma aquella madrugada o que la bala asesina salió de su arma, y a pesar de evidencia fotográfica indicando que los testigos de cargo mintieron, Mumia no ha podido salir de prisión debido a los chantajes, sobornos y amenazas a jueces, políticos, gobernantes y la prensa por parte de la Orden Fraternal de Policía (FOP).
Durante casi tres décadas fue mantenido en condiciones de aislamiento sin poder tocar a sus seres queridos o visitar con ellos excepto a través de un plexiglas. Estas condiciones ahora se reconocen como la tortura por una gran variedad de psicólogos, psiquiatras y expertos en derechos humanos como el Relator Especial de la ONU Juan Méndez.
En octubre de 2011, la pena de muerte fue declarada inconstitucional por la Suprema Corte y en diciembre, la FOP y la Fiscalía de Filadelfia desistieron en sus esfuerzos a reimponerla. Ahora pretenden que Mumia muera en prisión Sin embargo, la sentencia de cadena perpetua actual es otro atentado contra su vida que hay que echar abajo.
La posición del movimiento ahora es que por haber estado injustamente encerrado en el corredor de la muerte en condiciones de tortura durante casi tres décadas, por ser inocente, por la negación de su derecho a un juicio justo, por enfrentar una conspiración policiaca en su contra, el Estado le debe la libertad inmediata a Mumia Abu-Jamal como recompensa parcial por todos los crímenes en su contra.
Acto por la libertad de Mumia en el Distrito Federal
Desde los años 90 ha habido apoyo por Mumia Abu-Jamal en México, especialmente durante la huelga estudiantil en la UNAM en 1999. Este año, el acto frente a la embajada de Estados Unidos se abrió con la buena vibra de los tambores Nyahbinghi y se llevó a cabo gracias a los colectivos e individuos que llegaron a participar, incluyendo Indiosindios, Gritalprogreso, JakiMC (KukulkanDub), Jorge Salinas, DVP Krew, Al Intifada y el Colectivo Autónomo de Hip Hop, Voces Clandestinas, raperos anónimos, Argelia Guerrero, el equipo de DubNight, Cruz Negra Anarquista, ex presa de Atenco Edith, ex presos 1dmx 2012 Danny Congo y Irvin, un integrante de la Asamblea Popular de Familias Migrantes, una representante del colectivo por la presentación con vida de Teodulfo Torres, David Sánchez Silva como observador de derechos humanos del CCTI, los medios libres Multimedios Cronopios, Regeneración Radio, Radio Zapote y SubVersiones, el Comedor del Auditorio Che Guevara, y los compas que lidiaron con los problemas de sonido.
Al principio del acto se leyó un mensaje de Mumia Abu-Jamal quien dice:
«A movernos, queridos hermanos, hermanas, compañeras, compañeros, amigos y amigas! Mi mensaje para ustedes este año es sencillo. Primero, gracias. Y segundo, todavía no estamos libres. Nunca subestimen el poder de nuestro movimiento para hacer que las cosas sucedan. Cuando nos organizamos, cuando luchamos, hacemos cambios. Cuando nos reunimos, cuando hacemos demandas, creamos el cambio. Nunca lo duden. Nunca duden del poder del pueblo unido y comprometido. Si me han escuchado hablar en el pasado, saben que he dicho que no creo en los tribunales. No creo en el sistema. ¿En qué hay que creer? Pero sí, creo en la gente. Creo en los movimientos de la gente. Somos la prueba de esto. Sé que tal vez no sea fácil, pero es lo correcto. Cuando ven una injusticia y no hacen nada, están diciendo que esa injusticia está bien. La están aceptando. Pero cuando dicen ¡no! envían olas por todo el mundo. Júntense, trabajen juntos, construyan algo, y haremos inevitable la libertad. Los quiero. ¡A movernos! ¡Que viva John África! Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.»
Las y los participantes en el acto también exigieron libertad para todos los presos políticos de México, Estados Unidos y el mundo y el fin del sistema carcelario que ha sido un tema dominante en la obra de Mumia. Se notó que la protesta se realiza precisamente afuera de la embajada de Estados Unidos no solo para “acusar este gobierno de mantener decenas de presos políticos durante décadas en su propio país, sino también para enfatizar su papel en dictar las reformas estructurales que condenan a México a la miseria, en entrenar y financiar a los policías y militares que nos reprimen y en imponernos un sistema carcelario aún peor que el sistema de exterminio que ya existe».
En particular se exigió libertad para los presos que han pasado más de una década en la cárcel en México, como los presos Loxicha y también los presos recién encarcelados de la CNTE y del 2 de octubre –Mario González García, José Alejandro Bautista y todos los presos en el Reclusorio Norte y la absolución de las decenas de personas bajo proceso a partir de la revuelta del pasado 1 de diciembre.
Una compañera leyó un reciente ensayo de Mumia en apoyo a la revolucionaria Assata Shakur, quien se burló de sus carceleros en Estados Unidos y sigue siendo perseguida por ellos, y un compañero leyó un ensayo suyo sobre los cientos de miles de hombres, mujeres y jóvenes con sentencias de cadena perpetua en las prisiones de Estados Unidos, donde dice:
“En mi primer libro En vivo, desde el corredor de la muerte, escribí que la rabia gubernamental que alimentó el nivel sin precedente del encarcelamiento masivo durante la década de los 80, agotaría los fondos asignados por los estados y resultaría improductivo. . . Durante los 80, políticos ambiciosos lanzaron la retórica tóxica que exigía cada vez más prisiones, sentencias cada vez más largas y prisiones cada vez más brutales y despiadadas. Estas propuestas, naturalmente, cuestan cada vez más dinero recaudado de los impuestos. Muchos de estos políticos ya no están. Fueron destituidos de sus cargos o murieron, pero la factura se pasa al público. Los estados ya no pueden pagar la factura sin reducir drásticamente servicios públicos, como la educación. Este largo y amargo camino ––un camino carísimo–– podría haber sido evitado si la razón hubiera prevalecido sobre la ambición. Pero esto no sucedió porque los políticos han utilizado el miedo para promover sus programas punitivos, y los norteamericanos siempre son susceptibles a esta estrategia. . .”
Las palabras de Mumia son muy pertinentes a la situación que estamos viviendo en México y es evidente que la lucha por su libertad también es una lucha por la nuestra.
Referencias:
- Enlace Zapatista (10 de agosto de 2013). «Mumia agradece la invitación a la Escuelita Zapatista». enlacezapatista.ezln.org.mx
- Free Mumia (14 de diciembre de 2011). «Mumia Abu Jamal habla acerca de su salida del corredor de la muerte». kaosenlared.net