La lucha por la libertad continúa

Por María González

Luego del anuncio del levantamiento de la huelga de hambre que Mario González sostuvo durante 56 días, se realizó este 4 de diciembre, una manifestación que marchó por las calles de la Ciudad de México para volver a exigir su liberación, así como la de los demás presos políticos, ocho en el Reclusorio Norte y una en Santa Martha Acatitla.

Con civilidad pero con enojo e indignación, los manifestantes alzaron la voz en el transcurso de una movilización que partió de la Agencia 50 del Ministerio Público conocida como «el Búnker» en la colonia Doctores, hacia los Juzgados de delitos no graves del Distrito Federal ubicados en la calle de Sullivan, colonia San Rafael. El contingente avanzó decidido, haciendo escuchar a coro su palabra, repartiendo información impresa a peatones y automovilistas pese a la fuerte y desmedida presencia policiaca, y pese a la aparente indiferencia de los ciudadanos que encontraban la marcha a su paso; aparente porque apreciamos que no se trata de tanta indiferencia por parte de la ciudadanía, ni de tanta fuerza por parte de la policía capitalina.

A la mitad de la ruta, poco antes de llegar a avenida Juárez sobre el Eje Central, unos camiones azules rebasaron a velocidad el contingente cerrándole el paso, rápidamente bajaron y se formaron varias filas de granaderos a todo lo ancho de la calle. Los manifestantes intentaron correr y pasar el cerco por la banqueta pero en ese momento fueron «encapsulados» por aproximadamente 150 elementos de seguridad pública. Tras un buen rato de buscar una salida negociada, se acordó marchar por un carril, pero ello significó continuar el trayecto «encapsulados» en todo momento y ser hostigados por algunos de los granaderos que no dudaban en aventar sus escudos contra la gente para mantenerla en un espacio reducido.

Otro momento conflictivo se presentó cuando el contingente intentó dar vuelta de avenida Hidalgo hacia avenida Reforma, como era el plan original de la ruta. La policía les impidió el paso. La gente desde afuera gritaba para que los dejaran pasar y a fin de cuentas, después de intentos de diálogo infructíferos que se tuvieron con la persona encargada de ser enlace entre el gobierno capitalino y los manifestantes; tras bastantes faltas de respeto y empujones por parte de los granaderos; los manifestantes fueron obligados a seguir de frente por avenida Puente de Alvarado.

Dichos desencuentros y conatos de violencia, siempre provocados por la presencia policiaca y su actitud hostil, tan innecesaria como muchas cosas en este país, orillaron a la movilización por la libertad de Mario González a tomar la decisión de volver a cambiar la ruta por su seguridad; ésta se dispersó en las cercanías del Monumento a la Revolución. Dejemos que las imágenes hablen por sí solas en este ambiente de falsa democracia y de violación a los derechos de protesta y libre manifestación.

Fotografías: Rafel Camacho