Porque las calles son nuestras

Por Eugénie Moreau

Ante la multiplicación de los actos de represión que se están dando hacia los movimientos sociales, por parte del gobierno mexicano, desde el 1 de diciembre de 2012, y a un día de la conmemoración de los acontecimientos del 2 de Octubre de 1968, estudiantes de la UNAM e integrantes de la Juventud Anticapitalista Socialista y Revolucionaria organizaron el «Foro sobre la criminalización de la protesta y la juventud: experiencias de la represión». Durante el evento, los invitados y participantes –Rafael Romero, ex preso del 1DMX, Sergio Moissen, ex preso del 10 de junio de 2013, Andrés Aullet, abogado de la Liga 1 de diciembre y Heriberto Paredes Coronel, periodista y fotógrafo de la Agencia Autónoma de Comunicación SubVersiones –compartieron sus experiencias para intentar entender mejor el contexto que se esta viviendo ahora en el país, y, juntos, buscar y proponer respuestas.

“1 de diciembre más de 100 presos, 10 de junio más de 20 presos, 1 de septiembre, más presos. Y para el 2 de octubre, ya vieron ustedes el dispositivo de seguridad que está implementando el gobierno del DF, la ciudad se convierte en el lugar estratégico de enfrentamiento entre las clases, el Zócalo de la Ciudad de México se convirtió en un cuartel, hay una alianza entre el gobierno del DF junto con el gobierno federal para implementar un operativo en conjunto”, denunció Sergio Moissen. Su planteamiento ofrece un panorama claro de la situación que se está viviendo actualmente en la Ciudad de México: desde la llegada al poder del presidente Enrique Peña Nieto, la represión no dejó de aumentar en la capital. Y esto a pesar de la identidad política –supuestamente de oposición– del gobierno capitalino encabezado por el perredista Miguel Ángel Mancera. Respecto a este tema, todos los invitados estaban de acuerdo: en el fortalecimiento de la represión, PRD y PRI van de la mano.

“Hoy estamos viendo un gran acuerdo de los partidos en el poder, de esta supuesta democracia que no lo es, que está avanzando en la profundización del ataque a las conquistas de los trabajadores, de los sectores precarizados”, explicó Andrés Aullet. Como lo subrayaron varias veces los invitados, esta tendencia no es nada mas característica del contexto mexicano, sino que se esta dando en muchas partes del mundo. Sin embargo, en muchos lugares, también esta encontrando respuesta por parte de la población, como en Chile, Grecia, Egipto o Estados Unidos, donde se fueron levantando millones de ciudadanos y jóvenes estos últimos años. En este marco, para el abogado de la Liga, la represión tiene un objetivo claro, el de contener la protesta social para poder implementar mejor las reformas estructurales, oficialmente diseñadas para resolver la crisis (más oficiosamente, para promover los intereses de unos cuantos). Más allá, se trata de reposicionarse políticamente frente a los movimientos sociales en general: si el gobierno mexicano logra combatir a los movimientos magisteriales y juveniles, más fácil será implementar otras reformas tales como la energética o la reforma fiscal.

De ahí, para que los gobiernos puedan lograr sus objetivos, “es necesario ir criminalizando la protesta social. ¿Para qué? Para cortar o impedir que el descontento se empiece a organizar de forma más amplia, empiece a generar conciencias, se empiece a expandir, empiece a oponerse, de manera más real en las calles, a toda esta política”, precisó. “La única alternativa que tienen los gobiernos de las ciudades es reprimir, y la forma para reprimir es hacer de la protesta un delito”, denunció Sergio Moissen en el mismo sentido. “Ya ser joven e involucrarse en la política esta siendo criminal, estas siendo un delincuente que pueden perseguir”.

Frente a esta situación, varias propuestas fueron destacadas por los invitados. Por un lado, subrayaron la importancia de ir comunicando y denunciando la represión desarrollada por el gobierno. Para Rafael Romero, es una responsabilidad que tienen los movimientos sociales y juveniles en el país. “Debemos de ser responsables y comprender que no somos la gran vanguardia sino que somos parte del pueblo, somos un grupo más que tiene que tomar su responsabilidad para mejorar las circunstancias que estamos viviendo”, planteó. En este sentido, Sergio Moissen retomó la propuesta de armar “una campana democrática”, para “defender los derechos elementales democráticos que hemos conquistado desde los años 60 a salir a la calle porque las calles son nuestras. Tenemos el derecho legitimo a manifestar nuestra oposición a la política del gobierno de Peña Nieto”, declaró. Por otro lado, hizo hincapié en la necesidad de ir buscando alternativas para “romper el miedo” que se está implementando en la sociedad poco a poco. “Hay que romper el miedo. La política del gobierno del DF es reprimir a los estudiantes e imponer la política de miedo. Yo escuché en los pasillos, en las escuelas que la pregunta es “¿cuántos presos va haber el 2 de octubre?” Y hay incluso hasta compañeros que han decidido, después de la represión que se ha sufrido, de no manifestarse. (…) Hay que salir a las calles. Si no salimos a las calles por la política represiva del gobierno del DF, después va a ser más difícil recuperar nuestro derecho a manifestarnos”, concluyó.

Y como medios libres, también seguiremos acompañando y apoyando a los movimientos, saliendo a las calles a documentar lo que estará (realmente) pasando. Como lo planteó Heriberto Paredes Coronel: “las cuestiones van a seguir, pero nosotros también vamos a seguir y nos estamos preparando para ello”.