Desalojan a habitantes de Mesones 67 sin aviso previo

Por Eliana Gilet
Fotofrafías por Ernesto Álvarez

El desalojo fue pasadas las diez de la mañana del martes 19 de junio de 2018, porque la señora que tenía su puesto de quesadillas en el zaguán del edificio ya había abierto, algo que aprovechó la policía para entrar con los cargadores y, sin mediar palabra, sacar a la gente.

Habitantes de al menos 13 de los 24 departamentos que se utilizaban para vivienda en el edificio del número 67 de la calle Mesones, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, no tuvieron notificación previa de lo que sucedería, ni se les enseñó la orden que la fuerza pública dijo traer cuando llegó a desalojarlos. No se las mostraron. No pudieron saber si efectivamente existió una orden emitida por un juez, ni en qué juzgado está la causa, siquiera saber quién fue el actuario a cargo de ejecutar esa orden de lanzamiento que, reclaman y denuncian, ha sido injusta porque no se cumplió ninguna de las garantías mínimas que asiste a cualquiera que esté habitando o rentando una casa.

No les permitieron saber nada de esto a las personas desalojadas, a pesar de que lo reclamaron a los policías presentes:

Desalojaron el edificio y nos dijeron que era una orden, pero no nos mostraron documentos de nada. Nosotros pagamos renta mensualmente y cuando llegaron, le marcamos y le mandamos mil mensajes a quien nos renta, tratamos de comunicarnos pero nada. Llevamos 5 años rentando aquí, también viven mis padres, que son mayores —explicó Guadalupe, una de las jóvenes desalojadas, que cargaba su bebé en un rebozo.

Donovan, otro de los vecinos que llevaba 9 años rentando en la vecindad y 5 en el apartamento del que lo sacaron, atestigua en su relato el mismo atropello:

Entraron pateando mi puerta, ni siquiera tocaron para saber si había alguien en mi casa. Patearon mi puerta, botaron mi cerradura, entraron diez personas a quienes les solicito que me muestren la orden de desalojo y me dicen que la orden la tiene abajo el actuario. Por supuesto que no bajé en ese momento porque esas personas estaban abalanzándose sobre nuestras propiedades. De hecho le robaron una computadora a una roomie que vivía conmigo. Tuve que negociar que me dieran tiempo para empacar mis cosas, puesto que ya era inminente esto. Cuando veo a los vecinos, les pregunto quién es el actuario para pedir el número de expediente y ninguno puede identificar a ningún actuario, así es que lo que puedo decir yo es que no había ninguna persona allí que pudiéramos identificar como un actuario, no nos fue conocido el número de expediente, pero sí había fuerza pública, había un cerco de policía y granaderos en las afueras

Para muchos de los vecinos, no hay dónde llevar las cosas mientras la lluvia amenaza arriba. A las seis de la tarde de ese día, sus pertenencias seguían en la banqueta y sobre la calle Mesones, cortando el tránsito. Algunos fueron sacando lo que pudieron en el correr del día, otros amontonaron bolsas y juguetes de niño contra la fachada de uno de los edificios vecinos, que es un estacionamiento, porque en dónde vivían hasta esa mañana, hay tres policías con escudos que custodian la puerta y les impiden el paso. No saben si hay más dentro de su edificio.

Niños, bebés, mujeres, ancianos de una veintena de familias que de buenas a primeras vieron cómo sus muebles eran arrojados por las ventanas hacia la calle. Quedaron las astillas de maderas como prueba esparcidas en frente al edificio.

No sabemos si se abrió un proceso judicial porque nunca fuimos notificados de nada. Rentábamos normalmente hasta que el día de hoy en que llegaron y empezaron a patear las puertas. Escuchamos gritos, como de gente peleando y vimos que nos estaban desalojando. Cerraron el edificio. Muchos papeles se perdieron, pero todavía tenemos los contratos de alquiler que firmamos

Los vecinos indican que ellos llegaron al lugar por los avisos de renta que estaban puestos públicamente en la fachada del edificio y señalan que cuando algún departamento quedaba libre, volvía a anunciarse su vacante con mantas en la fachada. Así, esta familia llegó por su propio pie, cinco años atrás, a rentar en este lugar.

«No estábamos ocupando el lugar, estábamos pagando renta. Llegamos aquí por la lona que ponían en el frente. Nos hicieron contrato. ¿Cómo va a sospechar uno que le va a pasar esto si ellos ponían su lona en que decía que se rentan cuartos?», señala Guadalupe.

Explica que quien les rentaba se presentó como un licenciado, de nombre César Morales, pero que no han logrado dar con él para que responda sobre lo sucedido.

Miguel, otro vecino desalojado que llevaba diez años en el edificio agrega información sobre la situación del predio:

El edificio lo rentábamos a la importadora Las Rosas, que es un bufete de abogados. César Morales es el licenciado que a mí en particular, me cobraba la renta y hasta donde tengo entendido, es el representante legal de importadora. Hace 8 o 9 meses se acercaron unas personas diciendo que eran los dueños del predio. Fueron con un notario y llevaron papeles, pero nada más se nos informó de manera verbal. Ellos querían que les depositáramos la renta en un juzgado, pero no querían hacerse cargo de ninguno de los problemas del edificio, que se los expuse: no ha tenido mantenimiento en los diez años que llevo allí, el drenaje está obsoleto y hay deudas de luz y agua que la importadora Las Rosas nunca pagó. Cuando hablamos con Morales, le dijimos qué pasa, por qué estas personas se presentaron, si está haciendo fraude. Hasta ahí quedó. Él quiso seguir cobrándonos la renta y los “nuevos dueños” también, pero sin darnos contrato

Donovan también relata cómo Morales fue la persona con quien realizó sus contratos de renta, el último en abril de 2017. Y cómo al aparecer los supuestos «nuevos dueños» tampoco se acreditaron y eso generó un conflicto en el pago de las rentas:

Llegaron unos abogados que se decían representantes de los propietarios a los cuales todos los vecinos reaccionamos y nos comunicamos con Morales, y le dijimos qué paso, unas personas vienen a decirnos que nos van a desalojar, nosotros te estamos pagando la renta a ti, ¿cuál es el asunto? Morales se desapareció como tal, los vecinos estábamos mínimamente organizados y le dijimos que íbamos a retener la renta hasta que no se nos dijera quien era el propietario auténtico. Hasta donde sé, dos departamentos le seguían pagando dinero a Cesar Morales y también fueron desalojados por estos supuestos propietarios, que parece que traen un pleito por la herencia del lugar y nosotros somos los que pagamos el pato.

El local de artesanías Chikoca que utilizaba la accesoria también fue desalojado, así como los tres departamentos que la importadora Las Rosas usaba de depósito. Los vecinos señalan que incluso fue desalojada una familia ecuatoriana que no se encuentra en el país y no saben qué habrá sucedido con sus pertenencias.

«Nunca habíamos tenido problemas», explica la joven con el bebé, «cuando llegaron los granaderos les pedí que me enseñaran la orden, les dije que pagábamos renta pero no escucharon. Ni tiempo nos dio de agarrar nada, tiraron todo a la calle por las ventanas. Todo roto quedó, pero las pantallas y las cosas de valor no las desalojaron».

Para Miguel, el otro vecino, sí había peligro de desalojo: «estábamos conscientes que había problemas de legalidad porque Morales nos entregaba recibos no muy recomendables para el efecto. Hubo quien le llegó a pedir factura y las hacía a otro nombre o a direcciones fantasma. El problema fue la forma en que hicieron el desalojo». Sin aviso previo y sin mostrarles las órdenes emitidas por el juzgado.

El edificio tiene una fachada antigua y cuentan los vecinos que adentro está remodelado y subdividido en 24 departamentos. Ahora, dicen, van a tener que arrimarse con algún familiar, aunque esa convivencia de prestado siempre es difícil. El problema es para algunas parejas de personas mayores que no tienen otra familia en la Ciudad que las reciba.

Explican que buscan quien pueda darles asesoramiento frente a la arbitrariedad que han vivido, ya que nadie del gobierno de la ciudad ni de ninguna instancia oficial se acercó a ofrecer una solución de vivienda a quienes quedaron sin nada.