Memoria por un año de injusticias: el contra informe

Fotografías de Amaranta Marentes Orozco

 

El 1 de septiembre ha sido, históricamente, la fecha en que el gobierno federal presenta el informe anual de su mandato; desde el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) la presencia física de los presidentes fue sustituida por mensajes videograbados y documentos por escrito. A partir de 2006 se tornó aún más laxa la forma de rendir cuentas del mandato.

En este tercer año de presidencia de Enrique Peña Nieto, el informe llegó con un día de retraso y en manos de la Secretaría de Gobernación, precedida por Miguel Ángel Osorio Chong.

Mientras las cámaras se preparaban para grabar el discurso programado, el 1 de Septiembre de 2015 los padres de familia de los 43 estudiantes víctimas de desaparición forzada de Ayotzinapa, preparaban un contra informe.

Mientras el sol resplandecía, el monumento a la Revolución tenía ese ajetreado ritmo de centro histórico, de ciudad monstruo, en una de las partes inferiores de la construcción, aquella ubicada directamente hacia avenida Reforma, carritos llenos de banderas, matracas, muñecas vestidas «típicamente» de tres colores, muñecos con sombreros y bigotes formaban una línea recta muy larga que gritaba que la llegada de septiembre, y como nos enseñan en las escuelas públicas éste es «el mes de la patria»; así también las bicicletas con oficinistas cruzaban a toda velocidad y mientras empezaba el día, los padres de familia de Ayotzinapa coordinaban un evento político.

La carpa que cubrió a los padres y madres de familia se encontraba en la parte central del monumento, justo enfrente del elevador de cristal que se estrenó en el contexto del bicentenario de la guerra de independencia y el centenario de la revolución; allí dio inicio el evento, tras un saludo, se prosiguió a la lectura del contra informe, Don Mario, padre de César Manuel González leyó el documento como representante de los 43 padres y madres  en lucha.

Tras dejar en claro que las palabras que vendrían por parte de presidencia serían huecas y con ausencias informativas muy graves, desde la lucha los padres y madres de Ayotzinapa, hicieron el recuento de las 22 víctimas asesinadas en Tlatlaya por el ejército mexicano, la detención arbitraria –por segunda ocasión– del líder de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre Rubén Sarabia «Simitrio», la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Rural «Raúl Isidro Burgos», el despojo de recursos naturales y tierras en la comunidad San Francisco Xochicuautla, recordaron al pueblo de San Salvador Atenco, que no ha cesado de luchar por su territorio, la injusta reclusión de los voceros de la Tribu Yaqui que defienden el agua y con ello la vida, el abuso hacia los trabajadores de San Quintín, el asesinato de 5 personas en la colonia Narvarte del Distrito Federal en recientes fechas, subrayando que para Nadia Vera y Rubén Espinosa el castigo por pensar diferente y ser activos frente a ello, fue su vida; así la lista continuaba entre las injusticias y abusos de las cuales hemos sido testigos en este año.

No sólo hechos concretos fueron denunciados, si no también la sistemática forma de vida en la que estamos inmersos:

A causa de tierras, aguas, minerales y bosques, el genocidio indígena, la discriminación, racismo, semi esclavitud y otras formas de descomposición social, son los usos y costumbres del poderoso. Los que desataron primero la independencia y luego la guerra revolucionaria y casi un siglo después son el mismo motivo de la rebelión indígena y el alzamiento de los campesinos y ciudadanos por la defensa de sus bienes, tal es el caso de decenas de pueblos a lo largo y ancho de la república.

También se recordó el escándalo de la casa blanca de Angélica Rivera y la caída del peso frente al dólar. Las reformas estructurales no quedaron de lado y el cómo afectan nuestra cotidianidad.

Posteriormente a la lectura del contra informe, tomaron la palabra más padres y madres de familia que exigieron se cumplieran los punto acordados y firmados por parte de la presidencia hacia el caso de los 43 jóvenes desaparecidos; los familiares dejaron en claro que no se van a cansar de buscar a sus hijos ni dejar de gritar justicia por los 3 jóvenes asesinados esa misma noche del 26 de septiembre de 2014.

Con la fuerza y el coraje de una madre que busca a su hijo se presagió el hecho de que el informe de Enrique Peña Nieto estaría lleno de mentiras, se gritó por los 43 estudiantes que faltan en sus casas y escuelas, en las calles, exigiendo para el pueblo lo que es del pueblo.

Antes de que, oficialmente, presidencia dijera cualquier cosa, o se colara en las redes sociales un video de Peña Nieto tratando de que no se le resbale la banda presidencial minutos antes de ponérsela, recordamos bajo el sol un sin fin de injusticias que el gobierno no reconoció. Antes de que se coloquen las banderas como acto patriótico «Ayotzinapa vive, la lucha sigue».