La belleza de la lucha supera la violencia del Estado

Por Ingrid Fadnes y Susana Norman (Centro de Medios Independientes-Guatemala)

La tensión se liberó a través de cantos y gritos al final de la quinta manifestación en contra de las tarifas, ocurrida en São Paulo, Brasil. Después de haber organizado cuatro marchas –de las cuales casi todas han sido reprimidas con una fuerza policiaca que sólo un Estado con miedo puede aplicar– se terminó la quinta movilización con cerca de 7000 manifestantes en las calles.

Los convocantes a la marcha, el Movimento Passe Livre (MPL), en unidad con varios colectivos y organizaciones, cantaron al entrar a la plaza Lago de Batatá en la noche del pasado martes 27:

¡No va a haber balas! ¡No va a haber balas! Usando la rima de las manifestaciones contra el Mundial de fútbol en 2014: No van a tener Copa (Não vai ter copa)

Fotografía: Ingrid Fadnes

Fotografía: Ingrid Fadnes

Acostumbrados a correr al inicio, en medio o al final, casi como costumbre o dinámica basada en la violencia policiaca, fue una alegría poder organizar, caminar y llegar sin pánico, estrés, heridos y detenidos hasta el final de las movilizaciones. En estas condiciones es posible concentrarse en los motivos que llevan a miles de personas a las calles, a miles a protestar en contra del aumento en las tarifas del transporte público.

Sin embargo, la policía militar no podía regresar a sus instalaciones sin mostrar algo de su fuerza violenta. Al terminar el acto, muchos se dirigieron al metro más cercano, la estación Faria Lima, en donde los uniformados soltaron bombas químicas al interior, un espacio encerrado con cientos de personas. Escenas de estrés, pánico y horror fueron el resultado cuando cientos de personas empezaron a correr. Hasta la propia policía militar, entrenados para soportar su propia violencia, brincaron los torniquetes para salir huyendo. En los medios comerciales, la única referencia hecha fue que la marcha giraba alrededor de los actos violentos en el metro, provocados presuntamente por los manifestantes.

Hasta el momento, se han reportado dos detenidos y tres heridos del escándalo que causó la policía. Cuando se volvió a abrir el metro a las 23.30 de la noche, aún ardían los ojos al entrar a la estación.

Fotografía: Ingrid Fadnes

Fotografía: Ingrid Fadnes

La violencia del metro no supera la bella marcha que se organizó y que tuvo lugar. La presión y tensión no pudieron callar ni un segundo a las miles de personas ahí presentes. Al inició de la macha, un helicóptero de la policía se acercó y se mantuvo cerca durante todo el recorrido. El sonido causaba malestares y se especulaba desde el primer momento que la policía mantenía firme convicción dispersar el acto lo más rápido que posible.

Los gritos acompañados por los tambores y trompetas logró ahogar el sonido del helicóptero y la movilización continuó su ruta en sus tiempos y ritmos.

Antes de comenzar la marcha, algunos integrantes del MPL comentaron sobre el acto anterior:

La policía siempre reprime, salimos de la marcha pasada con 8 detenidos. A todos los detenidos los soltaron después, hay un compañero que está herido por una bala de goma en el ojo y le estamos tratando de dar todo el apoyo.

La lógica de la represión está basada en que no nos dan el derecho a protestar. No les importa. La policía va por encima de las personas y se quedan defendiendo bancos y negocios.

El MPL no tiene un diálogo con el gobierno o ninguna instancia. Nuestro diálogo está en las calles, nuestra lucha es en contra de la tarifa y en contra del aumento de ahora. Para MPL el objetivo es tarifa cero para todos y todas en la sociedad, sea desempleado, empleado o estudiante.

Durante las manifestaciones de 2013, el MPL y presión popular consiguieron bajar la tarifa aumentada. Fue una lucha dura, pero marcó a Brasil por haber vivido las manifestaciones más grandes de su historia. Ahora, un año y medio después, vuelve la lucha contra el mismo aumento.

Desde 2013 el movimiento por un transporte libre y justo ha sido organizado diferente. Hay más organización en las periferias y en los barrios, la organización ha crecido, pero la fuerza de nuestro movimiento siguen siendo las calles.

Marcela, del colectivo Territorio Livre –una organización de estudiantes, de la clase trabajadora y de la gente de las periferias, quienes luchan en las calles por lo que llaman el poder popular– comentó que:

El poder tiene que estar con el pueblo y no con los gobiernos que se encuentran en una crisis. Tomando São Paulo como ejemplo, aquí casi ya no hay agua, las tarifas son altísimas, y nos encontramos en una situación económica muy mala y frustrante. La mayoría de los jóvenes están desempleados, y la cosa es que el gobierno no esta logrando enfrentar las demandas del pueblo. Por eso estamos en una construcción del poder popular y no aceptamos migajas del gobierno.