Por Eréndira Martínez y Cristian Leyva
Este 26 de octubre –a un mes de los lamentables hechos ocurridos en Iguala, Guerrero– continuaron las acciones acordadas de la segunda Asamblea Nacional Popular, por lo que estudiantes y algunos padres de familia bloquearon la autopista del Sol en el punto llamado Parador del Marqués, en la salida sur de la ciudad de Chilpancingo, con una interrupción de la circulación vial que duró alrededor de 8 horas.
Durante el cierre de la carretera, algunos automovilistas mostraron inconformidad con la protesta y pidieron a los estudiantes que quitaran el bloqueo o por lo menos que les liberaran el paso, sin embargo no hubo mayor contratiempo.
Estas actividades se han venido realizando constantemente en el marco de la presión ejercida hacía las instituciones gubernamentales para que declaren la verdad acerca de los acontecimientos y así obtener justicia para los estudiantes asesinados y los desaparecidos.
Al término de la acción se llevó a cabo una misa en el sitio donde, el 12 de diciembre de 2011, fueron asesinados los normalistas Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús. En este lugar fueron colocadas dos cruces por parte de los familiares de los jóvenes masacrados también por elementos policíacos. Las consignas «¡Alexis vive, Gabriel vive, Ayotzinapa vive!» acompañaron la conmemoración y finalizaron el bloqueo.
Mientras tanto, el Padre Alejandro Solalinde por fin hizo presencia en las instalaciones de la Normal Rural. No era la primera vez que el defensor de los derechos humanos encontraba a los padres de los jóvenes desaparecidos: días atrás se reunió con algunos de los familiares y tuvo la oportunidad de justificar sus declaraciones, la intención y las razones que lo llevaron a hacerlas.
Sin embargo, el día de hoy fue la primera ocasión en que todas las familias afectadas en este caso –definido por varias instituciones de derechos humanos como uno de los más graves acontecimientos de la historia reciente de México– pudieron platicar con la única persona que ha declarado públicamente conocer la suerte de los normalistas. A pesar de que su visita se dio por invitación de integrantes de la escuela, el encuentro no tuvo el éxito deseado.
Cabe destacar que algunas de las madres pidieron al sacerdote que aclarara sus afirmaciones y que lo hiciera públicamente en la cancha de la Normal, en donde se encuentra el altar dedicado a los estudiantes fallecidos y desaparecidos. El padre Solalinde se negó e insistió para que dicha platica se diera en una reunión a puertas cerradas. Después de un rechazo inicial, los familiares consintieron.
El encuentro entre el eclesiástico, los familiares de los 43 desaparecidos y unos cuantos estudiantes de Ayotzinapa duro poco más de una hora. Al terminar, el padre dejó la escuela sin celebrar la misa que tenía planeada y sin conceder declaraciones la prensa. Fue evidente que el encuentro no cumplió las expectativas, «si en algún momento requieren de mi ayuda ahí estaré para apoyarlos» declaró como único comentario.