Martin, mujeres y el movimiento

Texto: Mumia Abu-Jamal

[Discurso leído el 20 de enero, día que se celebra la vida de Martin Luther King, para iniciar el foro sobre Mumia y el Encarcelamiento Masivo, organizado a través del Feminist Wire]

Nos reunimos hoy bajo la enorme sombra del reverendo Dr. Martin Luther King, hijo. Es muy apropiado, porque igual que su contemporáneo Malcolm X, él tenía la capacidad de crecer más allá de su programación social, cultural, religiosa y de clase.

Pero antes de profundizar en esto, quisiera agradecer la amable invitación que me hicieron llegar las presidentas del foro,  Dra. Tanisha Ford y  Dra. Hakima Abbas, y también agradecer  a las y los participantes:  Dra. Johanna Fernandez, Alexis Pauline Gumba, Christopher Tinson, Jamilah Wilson, Walidah Imarisha, Noelle Hanrahan, la Teoría Cornel West  y las y los que están por llegar.

Gracias, también al Feminist Wire por su cobertura de este evento.

¿De qué manera informa la vida del Dr. King sobre nuestra discusión de los temas que enfrentamos hoy en los albores de un nuevo siglo? Temas tan complejos y diversos como el recorrido de la comunidad LGBT por el sistema de justicia penal y el trato que ha recibo en ello; las mujeres negras como el segmento de crecimiento más rápido de la población carcelaria; la violencia social y sistémica contra las mujeres y chicas negras; la cultura de violación que se extiende en la sociedad estadounidense actual; el feminismo como una fuerza social que amplía nuestras perspectivas sobre el complejo industrial carcelario.

Si Dr. King viviera hoy, tendría 85 años.

No vive. Sin embargo, quedan sus ideas, profundizadas a través de la experiencia de diferentes movimientos, y lo que es tal vez más importante, su inspiración.

El Movimiento de Derechos Civiles tuvo un profundo impacto sobre la nación, el mundo y los movimientos por venir. Pero dado su crianza en el seno de una conservadora y privilegiada familia negra de la clase media, Martin no estaba muy bien preparado para las caóticas y tumultuosas luchas de esos tiempos  cuando los negros nos vimos obligados a luchar contra la opresión nacional, racial, de clase y de género.

Con los privilegios que tenía, le era difícil  aceptar a las mujeres activistas que se sentían seguras de si mismas y se expresaban sin rodeos. Esto se notaba claramente en sus interacciones con la activista/organizadora Ella Baker, porque hablemos claro, como muchos hombres, tal vez la mayoría de los hombres, King era sexista y chovinista. Como otros hombres de su clase y profesión, él esperaba deferencia de otras personas ––especialmente de las mujeres.

Ella Baker, una brillante y hábil organizadora, era incapaz de mostrar deferencia a los líderes nacionales y religiosos  del día. Ella se oponía por principios a la idea del liderazgo carismático. Por lo contrario, favorecía el liderazgo colectivo que surgía del trabajo con el pueblo.

Ella era fundadora del Comité Coordinador No-Violento Estudiantil (SNCC), y había viajado por todo el país organizando a la gente cuando era Coordinadora de la Asociación Nacional por el Progreso de Personas de Color (NAACP).

Baker explicó que no podía seguir trabajando con los pastores de la Conferencia Sureña de Liderazgo Cristiano (SCLC):

“Nunca habría un lugar para mí como líder de la SCLC. ¿Por qué? En primer lugar, soy mujer. Y no soy pastora de ninguna iglesia. Y segundo…yo sabía que mi gusto por hablar con mucha franqueza…no sería tolerado.  La combinación de la actitud de los hombres, y especialmente de los ministros, sobre el papel de la mujer en los asuntos de la iglesia ––el de recibir órdenes y no ofrecer dirección–– y los…problemas de ego involucrados en fingir que algunos de ellos…tenían mucha más información sobre muchas cosas de lo que realmente tenían…todo esto nunca me hubiera permitido ser líder en ese movimiento (Dyson 195).”

King se sentía “incómodo” al trabajar con Baker y otras mujeres como ella. Ella solía decir: “A la gente fuerte no le hacen falta líderes fuertes” (Abu-Jamal 159). No le gustaba mucho la idea de construir organizaciones nacionales. Pensaba que lo importante era construir movimientos.

King era un hombre transformado por el movimiento que florecía alrededor de él, y se esforzó en adaptarse a ello, pero no le era fácil. Como muchos hombres,  tenía una debilidad por las mujeres. Se sentía culpable por ello, pero se daba el gusto porque no podía decir no. En ese conflicto entre la carne y el espíritu, los placeres carnales inevitablemente ganaron.

Muchos de nosotros asociamos al Dr. King con el último gran movimiento que impulsó, la Campaña de la Gente Pobre.  Cuando él aceptó la invitación de George Wiley, el Director Ejecutivo de la Organización Nacional por los Derechos del Bienestar (NWRO)  para dirigirse a su Consejo, se llevó un brusco despertar, porque  todas las integrantes del Consejo eran mujeres y se sentían ofendidas porque ellas habían propuesto la idea de una campaña de la gente pobre mucho antes de que la SCLC lo hiciera. Cuando King se sentó a platicar con ellas, lo conmocionaron con su agresividad y pensamiento radical. Cuando a King le tocó hablar, expuso sus ideas y pidió su apoyo.

La vicepresidenta de la NWRO, Etta Horn, le preguntó su opinión sobre la iniciativa 90-248, dejando a King boquiabierto. La líder de la NWRO Johnnie Tillmon le informó que Horn se refería a la Ley Anti-Bienestar 12080, aprobado por el Congreso el año anterior y firmado por el presidente Lyndon Johnson en enero de 1967. King, de nuevo, no tenía la menor idea de lo que hablaban.  Tillmon aprovechó para preguntarle: “Dónde estuvo usted …cuando nosotras estábamos en Washington intentando conseguir apoyo para las enmiendas del senador Kennedy?”

King, el líder del movimiento, no sabía qué hacer frente a las madres receptoras de asistencia pública que sabían de lo que hablaban. Al ver que King y su personal  se reaccionaron de manera defensiva, Johnnie Tillmon le dijo: “¿Sabe qué, Dr. King? Si usted no está informado sobre estas cuestiones, debe decirlo y luego podríamos seguir con la reunión”.

Dijo King: “Usted tiene razón, señora Tillmon. No sabemos nada del asunto del bienestar social. Estamos aquí para aprender”.  (Dyson 208-9).

Y lo hizo. Escuchó y aprendió.

Ese aprendizaje modificó, profundizó y amplió su manera de pensar. King dejó atrás muchas de sus ideas anteriores y se volvió cada vea más socialista en su orientación económica, anti-capitalista, y –– algo bastante inusual entre los líderes negros de derechos civiles en aquel momento —profundamente anti-guerra.

Aunque es probable que Martin, como predicador, atrajera a las mujeres a la iglesia, también hay que decir que las mujeres, como maestras, le dieron clases. Porque en el corazón de la iglesia y también del movimiento, se encontraban las mujeres. Su fe, su sabiduría, sus conocimientos y sus visiones alimentaron las expresiones de un mañana mejor y les dio vida.

El martirio de Martin puso fin a su existencia individual, pero no frenó al movimiento, porque los movimientos se extienden y se vuelven más intensos. El Movimiento de Derechos Civiles abrió paso al Movimiento de Liberación Negra, al Movimiento de Liberación de las Mujeres, al Movimiento de Mujeres Latinas, al Movimiento de Liberación Gay, y más.

Uno de los grupos de Liberación Negra más radicales que brotó fue el Partido de los Panteras Negras (BPP, por sus siglas en inglés), fundado dos años antes del asesinato de King por dos estudiantes universitarios. Es cierto que el BPP tenía una imagen machista, con sus boinas, sus chamarras de piel negra y, no lo olvidemos, sus armas. Pero  les puedo asegurar que todos sus integrantes no eran hombres, sino todo lo contrario.

La mayoría de los integrantes del BPP eran mujeres, y un buen número de ellas eran líderes de secciones locales y capitanes en las ciudades. De hecho, el BPP era el único grupo de esos tiempos que tenía una mujer al mando de todo el grupo durante un periodo ––Elaine Brown  (LeBlanc-Ernest 309).

¿El Partido de los Panteras Negras era sexista? Sin lugar a duda. Pero dentro de una sociedad sexista ¿quién no lo era? Si King, con toda su extraordinaria educación y sus dones estaba encerrado en el oscuro ámbar del sexismo ¿qué podemos esperar de hombres de la calle sin educación formal?  Dicho eso, en aquel momento los líderes del BPP anunciaron su apoyo por la liberación de las mujeres y además,  por la liberación gay. El co-fundador del partido, Huey P. Newton reflexionó: ”Tal vez son las personas más oprimidas en toda la sociedad”.

Frankye Malika Adams, de la agrupación del partido en Brooklyn, dijo:

“Por lo regular, eran las mujeres que manejaban el BPP. No sé cómo se convirtió en un partido de hombres o más bien fue considerado un partido de hombres”. Ella sabía lo que cada Pantera sabía, que a pesar de lo que reportaban los periódicos, la organización no habría durado tanto tiempo o logrado tantas cosas sin las mujeres, quienes eran las que aseguraron que el trabajo se hizo todos los días. Punto.  (Abu-Jamal 164)

Las mujeres forman la columna vertebral de los movimientos. Organizan, como lo hizo Ella Baker. Dan dirección, como lo hizo Elaine Brown. Hacen el trabajo para que las organizaciones y los movimientos funcionen. Y debido al sexismo que existe en una sociedad capitalista, esto casi nunca se reporta o se sabe.

Pero la sencilla verdad es que la revolución es trabajo de mujeres. Es trabajo de hombres. Es trabajo de todas y todos nosotros, trabajando como camaradas.

Kathleen Cleaver también fue miembro. Ella se unió al partido y hoy es profesora de Derecho que trabaja en contra del complejo industrial carcelario.  Safiya Asya Bukhari era una estudiante universitaria quien se sentía intrigada por el Programa de Desayunos para Niños del Partido. Cuando fue amenazada por policías, dejó la universidad, se unió al partido y después, encabezó la agrupación del BPP de la Costa Este desde la sede en el Bronx. También estuvo al mando de unidades del Ejército de Liberación Negra antes de volver con sus antepasados.

Martin Luther King, hijo, fue hecho, en sentido literal y figurado, por mujeres. Lo educaron, aún cuando él no quiso ser educado. Como dijo Ella Baker: “Martin no hizo el movimiento; el movimiento hizo a Martin”.

Los movimientos libertarios y sociales se energizan y se sostienen por  los dones que las mujeres traen. Ellas amplían nuestras perspectivas sobre los temas de mujeres, de género y la manera en que, bajo el capitalismo, toda la gente en prisión es explotada, atomizada e impulsada a hacer guerra entre si para  el beneficio de la clase dominante.

Martin abrió puertas a espacios que él ni siquiera sabía que existían, pero lo hizo con la esperanza que esto diera paso a mayor justicia social. En uno de sus últimos discursos ante el SCLC, King presentó una síntesis de sus ideas, llamando a una restructuración radical del sistema entero:

“Nos llaman a ayudar a los limosneros, desalentados en el mercado de la vida. Pero un día tendremos que entender que hace falta reestructurar el edificio que produce a los limosneros”.

Si antes cuestionaba el sistema en privado, ahora lo hizo abiertamente:

“¿Quienes son los dueños del petróleo?…¿Quienes son los dueños del mineral de hierro? ¿Por qué la gente tiene que pagar sus recibos de agua en un mundo cuya superficie está formada por dos tercios de agua?”

El King de 1967 era un hombre diferente que él del 1965; un hombre más profundo que diría lo siguiente:

“Una nación capaz de mantener a un pueblo en la esclavitud durante 244 años, lo va a ‘cosificar’. Lo va a explotar económicamente a él y  a la gente pobre en general. Y una nación explotadora tendrá que tener inversiones en el extranjero…y tendrá que usar su poder militar para protegerlas. Todos estos problemas están relacionados”.  (Dyson 84)

Es una ironía que King no pudo trabajar de cerca con una de las organizadoras más talentosas de sus tiempos: Ella Baker.  Unos 30 años antes de que floreciera su carrera como organizadora de derechos civiles, ella escribió, junto con su colega Marvel Cooke, un notable artículo publicado en la revista de la NAACP, La Crisis, que reveló la naturaleza del capitalismo para las mujeres negras y pobres de Harlem. Escribieron:

“No es sólo el trabajo humano que está malbaratado y vendido por salarios de esclavos, el amor humano también es una mercancía comercializable. No importa que la mercancía sea el trabajo o el amor, las mujeres llegan a las ocho de la mañana y se quedan hasta la una de la tarde o hasta que alguien las contrate. Llueva o truene, con frío o calor, esperan para trabajar por diez, quince o veinte centavos la hora” [Zinn 404].

Baker conocía el rostro desnudo del capitalismo, donde alguien vende su cuerpo para comer, pero King tardó toda una vida en captarlo. El capitalismo devora a sus hijas e hijos. No hay muros chinos o barreras sagradas. La compraventa, dinero, el comercio ––es el valor más alto de la vida.

Esto nos indica qué tan lejos nuestro movimiento tiene que ir.

Fuentes:

  • Abu-Jamal, Mumia, We Want Freedom, A Life in the Black Panther Party, (Cambridge: Seven Stories Press, 2004)
  • Dyson, Michael Eric, I May Not Get There With You: The True Martin Luther King (New York: Touchstone, 2000)
  • Garrow, David E. Bearing the Cross: Martin Luther King. Jr. and the Southern Christian Leadership Conference (New York: Harper Collins, 1986)
  • LeBlanc-Ernest, Angela D., “The Most Qualified Person to Handle the Job: Black Panther Party Women, 1966 – 1982, “ fr. Charles E. Jones, ed. The Black Panther Party Reconsidered (Balt., MD: Black Classic Press, 1988) (citing Bobby Seale, A Lonely Rage: The Autobiography of Bobby Seale, (New York Times Bks., 1978
  • Zinn, Howard, A People’s History of the United States (New York: Harper Collins, 1980-2003
© ’14 MAJ
3 de enero de 2014
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México