Si algo es destacable del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco es su constancia, organización y solidaridad con otras luchas nacionales e internacionales. La represión al pueblo de Atenco sirvió como el primer laboratorio en donde se ensayaron varias formas de violencia dirigidas a una comunidad de manera sistemática y masiva. Los días 3 y 4 de mayo del 2006 marcaron un antes y un después para todas las formas de organización abajo y a la izquierda. Más de cuatro mil elementos de la policía estatal y federal entraron cual jauría desatada por las calles del pueblo atropellando, violentando y atentando contra esta comunidad mexiquense. El gobernador en turno del Estado de México: Enrique Peña Nieto.
Actualmente la comunidad de San Salvador Atenco se vuelve a ver fuertemente amenazada con la imposición del proyecto del nuevo aeropuerto. Pero ellas y ellos no son los únicos en esta situación, a su alrededor otros tantos poblados verán disminuidas sus posibilidades de una vida dedicada a la siembra, al cultivo bajo el rito de las propias costumbres y tradiciones. Nadie les preguntó si quieren el aeropuerto, pero sí les han llovido ofertas de pago desde tres pesos por metro cuadrado. Dicha práctica ha generado divisiones entre la gente de la región. Algunos están por aceptar las migajas sin ver la repercusión que su decisión puede tener a futuro; por otro lado está la parte que defiende con uñas y dientes cualquier intromisión que no haya sido aceptada por la población entera.
El 4 de mayo del 2015, 9 años más tarde, activistas del poblado se dieron cita en el Ángel de la Independencia para tomar las calles y gritar, ¡Tierra sí, Aviones no! Cerca de las 17:30 horas salió un contingente de más de cien personas con destino al zócalo de la ciudad. Apenas se dieron los primeros pasos, cuando el dios Tláloc puso a prueba a este combativo pueblo; una lluvia torrencial descargó su furia en la ciudad. Por más de un minuto cayeron pedazos de granizo pero nadie se movió. Las consignas cobraban más fuerza mientras más fuerte se hacía el sonido de la lluvia. Transeúntes sorprendidos miraban atónitos a este centenar de personas. Y es que si tuvieran oportunidad de acercarse a una/o de ellos sabrían por qué no le temen a la lluvia ni al hielo. Su resistencia, su temple y su coraje son el vivo ejemplo de que la dignidad no tiene precio y que es más grande el amor por la tierra que por el dinero.
Se hizo una parada frente al antimonumento por los 43 de Ayotzinapa, ubicado en avenida Reforma y avenida Juárez; se contó del uno al cuarenta y tres en alusión a los jóvenes desaparecidos por elementos de la policía municipal de Iguala. Cuarenta minutos más tarde se había arribado al zócalo y se realizó un mitin frente a Palacio Nacional.
América del Valle tomó la palabra para hablar sobre aquel fatídico Mayo Rojo y la falta de credibilidad que para ellos tiene la clase gobernante. Exhortó a no dejar la lucha social únicamente en los espacios virtuales del internet; sino a tomarla activa en el día a día, a través del diálogo, con la vecina, en la comunidad. Minutos más tarde la acción de protesta concluyó.
Este ejercicio de construir memoria y de dar continuidad a las exigencias de justicia es de gran importancia. Los daños perpetrados en 2006 fueron inmensos. Perdieron la vida dos jóvenes: Alexis Benhumea y Javier Cortés; veintiseis mujeres fueron abusadas sexualmente –el caso se encuentra en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y este año se espera un informe oficial–; 201 personas fueron detenidas, 47 de ellas mujeres; además, fueron innumerables los allanamientos de morada, destrozos en hogares, así como el daño a la vida de las y los habitantes de este poblado. Sin embargo, pese a todas las adversidades, esta gente ha encontrado una forma de garantizar la vida y enfrentarse al opresor: Atenco es emblema de un pueblo en pie de lucha y con propuesta de colectividad. El camino no ha sido fácil pero han buscado la empatía en la mirada del otro, han germinado semillas por las que a nivel internacional hoy se reconoce en este pueblo un símbolo de hermandad. Atenco sin duda es un honorable ejemplo de organización comunitaria. Han vivido sus derrotas pero también han cosechado triunfos en la cercanía con otras causas; con Cherán, con las y los migrantes, con los jornaleros de San Quintín. Atenco está ahí siempre presente y firme. Si algo se debe reconocer a estas mujeres y a estos hombres es su valentía y su coraje para no claudicar. Hoy Atenco es México porque vive y exige un alto al hambre del otro, a la injusticia en la vida del pueblo de abajo, al despojo y la avaricia; y lo hace codo a codo. Hoy, tantos años después, Atenco continúa resonando a grito pelado: ¡Atenco no se olvida, Atenco no se va!
Es iluso, esperar justicia del injusto. Y los que usurpan el poder, lo son la representación encarnada de la Injusticia, dirían los clásicos.
Por años, nos han venido desgastando. Las manifestaciones, ya no impactan como en un principio y de poco sirven. Porque ahora, la represión es un «derecho» y una «obligación» del «Estado», fallido por cierto.
Debemos de tomar otro camino, debemos de tomar el poder por otra estrategia. La desobediencia civil, puede ser el camino. Pero se requiere de una gran organización, decisión y muchas acciones bien orquestadas. Sólo hay «un» problema, tantos pendejos, tantos idiotas y cobardes para que se escuche más claro y fuerte.
Y hay multitudes de estas y estos. Quienes son absurdamente, los que dan la fuerza, la verdadera fuerza a los zánganos y vividores del sistema. Partidos políticos y sus infectos engendros, repartidos por doquier..!!!