Las presas y presos del 1 de diciembre no son delincuentes

En torno a la detención de nuestro compañero Rafael Romero  

Comunicado emitido por la Revista Universitaria Contratiempo

 

Es una pena, como siempre, que en nuestro país se deba probar la inocencia y no la culpabilidad. Aunque siempre es desafortunado saber de ello, es mucho más penoso cuando el caso nos toca personalmente. En esta ocasión uno de los colaboradores más constantes de este medio de comunicación ha sido el afectado.

Rafael Adrián Romero Escalante no es, como las autoridades capitalinas se empeñan en no demostrar, un delincuente. No es un porro ni un mal estudiante, como lo comprueba su historial académico, su promedio de 9.1 y compañeros y profesores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales que ahora lo respaldan. Mucho menos  es un mal periodista. Prueba de ello son sus colaboraciones constantes a partir de 2010, mismas que son preparadas con una búsqueda de información escrupulosa y bien fundamentada.

Por principio de cuentas, los supuestos actos criminales que le son imputados a Rafael Romero se registraron, de acuerdo con las autoridades, en Avenida Juárez, no obstante que su detención se registró en la Plaza del Monumento a la Revolución. A partir de esta primer incoherencia es que se fundan los cargos de Alteración del orden público, Daño a propiedad privada y Agresión a cuerpos de seguridad.

Una vez trasladado al Ministerio Público número 50, nuestro compañero no tuvo derecho a hablar con sus familiares y el contacto con su abogado le ha sido igualmente restringido, pues Rafael no tuvo oportunidad de declarar sino hasta que fue trasladado al Reclusorio Norte. Lo anterior es signo irrefutable de la ilegalidad con la que se conducen los responsables de velar por lo contrario, por la legalidad. Hacer la declaración una vez llegado al reclusorio es presuponer la culpabilidad de un detenido en torno al cual las autoridades no han aportado pruebas de su culpabilidad.

Por si todo ello fuera poco, el traslado de nuestro compañero del Ministerio Público al Reclusorio Norte se realizó de manera ilegal a las 5 de la mañana del 3 de diciembre. En este mismo lugar fue que Rafael pudo rendir declaración, sin embargo a sus familiares les fue negada una copia del acta declaratoria. Todo lo anterior son indicios que hablan del eminente carácter político de tal operación. No se busca castigar al culpable de un acto vandálico sino simplemente un chivo expiatorio.

En vista de lo anterior, Contratiempo exige la liberación inmediata de nuestro compañero Rafael Romero así como de los demás presos cuyos procesos jurídicos registran omisiones que son muestra del ejercicio irresponsable, faccioso y autoritario de la justicia.

 

Dirección General

Revista Universitaria Contratiempo

 

 

 

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Lxs presxs del 1 de diciembre no son delincuentes

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