Artesanos migrantes de Michoacán

Fotografía: Argelia Zacatzi*
Texto: Abel Ruíz Celin

Sus pies siempre desnudos, igual que sus tierras, sus desgracias, sus humillaciones, ahora son cubiertos con rasgos citadinos: han cambiado los huaraches por zapatos. Su vestimenta aún conserva el colorido exuberante propio de su visión del mundo; sin embargo, son, en mayor medida, las mujeres las que siguen conservando en su regazo –igual que una madre defiende del crudo temporal a sus hijos– la riqueza cultural que es, a su vez, su mayor impedimento de inclusión a una sociedad que nació con una profunda asimetría y segregación: ellos son los siempre olvidados, los más pequeños, los excluidos de siempre; sufren en carne propia la doble, triple condición de ser indígenas, migrantes y artesanos en un lugar donde las relaciones sociales se han fragmentado convirtiendo a los seres humanos en islas incomunicadas, intransitables y poco fértiles para diseminar la simiente de la diversidad y de la heterogeneidad cultural. Estos artesanos son originarios del lugar teñido siempre de verde: Uruapan en purépecha. Tuvieron que abandonar su lugar de nacimiento y emigrar hacia un lugar de grises colores, el Distrito Federal, porque las oportunidades para sobrevivir son cada vez más complicadas. Se han establecido en casas improvisadas donde construyen muebles para ganarse la vida.

La migración es un fenómeno que se ha agudizado por el cambio de modelo de desarrollo en el que se ha insertado nuestro país a partir de los años ochenta. Anteriormente era una actividad para completar el ingreso familiar; ahora, el principal sustento de miles de familias. La migración es un fenómeno multicausal como sugiere Teresa Rojas en Migración y exclusión social de los trabajadores del campo en México: «Contra la desesperación, la desnutrición, la desarticulación familiar, la erosión y desertificación de los suelos, la ausencia de empleos, el caciquismo, la expoliación, la violencia política, la guerra, la discriminación, el racismo, los desastres naturales, la indiferencia institucional y las eternas crisis económicas nacionales, los indígenas de México han optado, cada vez con mayor frecuencia y firmeza, por emprender largos o cortos desplazamientos que les permitan permanecer o subsistir por lo menos “al filo de la vida”».

*https://www.flickr.com/mezcali

There are 3 comments

  1. Erick Navarro

    Actualmente realizo mi tesis en torno a ellos precisamente, están ubicados en la periferia del DF es decir en varios puntos del Estado de México, y también en zonas comerciales del DF como en el Parque de Refineria, por ejemplo, es una fuerza muy importante si se sabe organizar, este es un medio respetable, pero tiene acceso a todo publico, tal vez por eso no sea recomendable hacer tan abierta esa información, ya tenemos con los municipios que a cada rato los corren

    1. Carolina

      Erik, mi nombre es Carolina Hincapié . Estoy formando un proyecto de apoyo a comunidades artesanas. Pero entre buscando encontré que hay una falta de apoyo a los migrantes. Quisiera tu apoyo, ya que tenemos bien identificados las comunidades en sus lugares de origen pero por ser caminantes tengo falta de información de donde encontrarlos en el DF.

  2. Diana Penagos

    El problema con este fenómeno no es sólo su multidmensionalidad Abel. El problema es bajo qué constructo lo identificamos: ¿son acaso en realidad migrantes? ¿y el desplazamiento forzado?. Hay diferentes tipos de migrantes. Los campesinos que pasan la frontera a Estados Unidos, no son los mismos que los que se mueven de Michoacán al DF. Tenemos que tener cuidado con la forma en que entendemos los fenómenos sociales porque si es una mala explicación, su solución seguro será errónea. ¿Dondé están ubicados estos artesanos? no lo dices.

Comments are closed.