Charco: La república del silencio

7 de junio de 1998 por la madrugada. El silencio que cobija a los asistentes a la asamblea es destruido por la violencia. El ejército mexicano irrumpe tras los disparos y estallidos a la escuela primaria «Caritino Maldonado» ubicada en la comunidad de El Charco, municipio de Ayutla de los Libres en el estado de Guerrero donde los indígenas mixtecos y tlapanecos trataron horas antes asuntos relacionados con proyectos productivos para sus comunidades.

El saldo de la masacre: 11 muertos y 5 heridos que fueron detenidos junto con otras 22 personas; todas torturadas y enjuiciadas por el estado mexicano quien durante dos días impidió la entrada al lugar de los hechos a periodistas y ONGs defensoras de derechos humanos mientras borraban todas las evidencias de los hechos (1).

A más de 15 años de la masacre un grupo de documentalistas independientes realiza un retrato del suceso, a través de las voces de los pobladores, que muestra no un caso aislado de represión sino el constante de un Estado que ante el descontento y su incapacidad responde con el que parece el único lenguaje que gusta de imponer: la violencia.

A continuación algunos fragmentos de la entrevista con Braulio Hidalgo y Costilla y Fernando Mamari, dos de los tres directores del documental.

Subversiones: A más de 15 años ¿El estado actual de la población en El Charco ejemplifica el olvido al que condena el Estado mexicano a los pueblos indígenas?

Fernando: Hay que recordar que en la comunidad de El Charco la gente habla mixteco y no español. Es un poblado indígena donde para llegar debes transitar una carretera de tierra; recién llegó la luz eléctrica, es una comunidad aislada y con muy poco contacto con el Estado nacional mexicano; el principal contacto fue a partir de esa matanza que constituye la expresión más fuerte de la presencia del estado en esa zona. Eso dice mucho de la situación de los pueblos indígenas, no sólo en México sino en toda América Latina, pues este como muchos otros casos son claramente genocidios.

Braulio: En realidad es una comunidad que ha estado en el exilio todo el tiempo. Incluso algunos de los sobrevivientes de la masacre fueron emboscados y asesinados posteriormente. Es una comunidad donde la masacre aún no ha terminado.

Subversiones: ¿Cómo ha sido el proceso de reintegración de la comunidad después de la masacre y la persecución?

Braulio: Después de la matanza la comunidad entró en un abandono total, mucha gente jamás regresó ahí. Recientemente ha experimentado una pequeña repoblación en la zona pero aún así es una comunidad donde no se aprecian las casas regadas alrededor de la montaña, ya no se miran juntas, ellos mismos lo cuentan. Construyeron un albergue, hicieron el cableado de luz, hace un par de años construyeron la carretera que se dirige hacia la comunidad pero en una de nuestras últimas visitas la encontramos destruida pues son carreteras con un presupuesto alto e inversión baja porque sus materiales son mínimos y deficientes.

Las organizaciones indígenas más importantes de la montaña que se aglutinaban en la unión de pueblos mixtecos y tlapanecos estaban juntos antes de la matanza; buscaban organizarse como en otras partes del país pero sobre todo como en el sureste mexicano. Después de la masacre se separaron porque veían como proceso identitario una necesidad de estar más cerca de ellos. La organización mixteca fue la más afectada; de ahí que tú vayas y te percates de la ausencia de poblados o casas cercanas a El Charco.

Subversiones: ¿Cómo surgió la idea de filmar el documental?

Fernando: En América Latina son tantas matanzas que uno se va topando con ellas tan seguido que se quedan como alguna rutina en la vida de los latinoamericanos cuando debemos preguntarnos qué y por qué sucedió realmente. Por casualidad conocimos a algunos de los sobrevivientes de la masacre. Fuimos platicando y nació la idea, la posibilidad de hacer un documental que contara la historia porque para buena parte de la población se cayó en el olvido.

Subversiones: ¿Cuál es la importancia de retomar el caso?

Braulio: A esos 15 años de distancia se vuelve doblemente importante porque tras el retiro del general, quien está vivo, cabe la posibilidad de sentar un precedente para que realmente en este país se le haga justicia a las víctimas pues se le sigue el proceso a quien estuvo dedicado a cometer actos de genocidio cobijado por el estado y ejército mexicano.

Subversiones: ¿Cómo fue el proceso de filmación?

Fernando: Fue un proceso de tres años de ir a El Charco, realizar entrevistas acá en la ciudad, hacer el acompañamiento del caso y de acercamiento a la realidad de la comunidad mixteca. Es una película independiente, hecha sin recursos. Nosotros la nombramos como una especie de cine directo hecho con la gente en la carretera. Tratamos de usar ese arte súper potente que es el cine, capaz de difundir a una gran cantidad de personas y al mismo tiempo una oportunidad de generar sentimientos de transformación. Su valor como obra es su valentía de hacerla junto a la gente y buscar cuáles son esas imágenes transformadoras que pueden salir desde ellos e intentar transmitirlos al público que la vea.

 Subversiones: ¿En qué etapa se encuentra el proceso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)?

Braulio: La Red Solidaria Década contra la Impunidad es la encargada de llevar el proceso, de hecho Érika Zamora, una de las sobrevivientes de la masacre, integra esa red. Durante el tiempo que hemos trabajado junto a ella nos enteramos de su impulso al caso para su atracción y revisión por la Corte Interamericana de Derechos Humanos para poder generar una resolución como se han dado en el caso mexicano, por lo menos en Guerrero en tres ocasiones anteriores donde el estado debe reparar el daño, generar un juicio justo para las víctimas y los sobrevivientes. Actualmente se encuentra en proceso de aceptación por la CIDH.

Subversiones: ¿Cómo abordan el tema a través del cine documental?

Braulio: Tratamos de que fuera lo más sencillo, que lo entendiera cualquiera y que se resaltara la voz indígena. Van a encontrar partes de la película traducida; los que no hablamos mixteco tendremos que leerlo en español subtitulado y eso es importante porque en México no se hace documental donde se oiga más la voz de los pueblos indígenas, no obligarlos a hablar en español. Quisimos tomar en cuenta mientras grabábamos que el sonido transmitiera la atmósfera de cómo se mueven las cosas y por qué lo hacen así; resaltar algunas frases o momentos para hacer una composición donde lo sonoro formara parte del lenguaje narrativo. Fue un trabajo que al final involucró a músicos de la Escuela Nacional de Música quienes contribuyeron en la música original del documental.

Subversiones: ¿Cómo piensan difundir el documental?

Braulio: Si la gente no puede ir a verla a la Cineteca, pensamos más adelante en liberarla virtualmente, aunque también pueden solicitarla por correo y nosotros la haremos llegar o incluso nos organizamos para alguna proyección pues la idea es que el material se difunda. Es importante que esos 15 años encapsulados, a través de la cinematografía, puedan salir por esa ventana que nos posibilite ver la realidad de otro modo para confrontarla con nuestra realidad y formar juicios de valor y nuestro propio criterio ante lo que pasó.

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(1) Informe de seguimiento a un año de la masacre de El Charco, elaborado por la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos. 7 de junio 1999.

There is one comment

  1. José Luis Valdés

    Estos que nos han malgobernado, su actuar obedece a un comportamiento de animales adiestrados para el ataque, principalmente de sus semejantes, de sus hermanos, para luego volver a lamer la mano de su amo. Bien podría afirmarse, que padecen el Síndrome del Bull Terrier (SBT).
    Son verdaderas jaurías de Cerberos. Perro de tres cabezas que cuida las puertas del Hades, las puertas de los apretados infiernos…!!!

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