«La Colectiva Respiral: tantito al horno porque lo colectivo tarda un poco más»

Fotografías: Colectiva Respiral

 Para Ayen y Kai

Pensar en una entrevista con un grupo de clown siempre va a romper los esquemas. Cuando se concretó el encuentro con la Colectiva Respiral pensé en una charla común, de preguntas y respuestas breves que, al final, se convirtió en una agradable charla de sobremesa con Andreína, Santi, Bhaktori, Brenda, Sole, JuanCa y sus hijos, Ayen y Kai.

Esta Colectiva surgió para, desde el arte, apostar por un cambio social, económico y político en Costa Rica. Lxs Respiral eligieron el teatro, pero no cualquiera: el de las personas oprimidas potenciado con la técnica del Foro Clown.

Lxs compas hablan prácticamente diario, pero, por sus trabajos, no habían tenido oportunidad de reunirse, como cada viernes, a planear, platicar, concretar, y sentirse. Llevaban 22 días sin verse. La forma de las reuniones y de los espacios es espontánea, caótica. Así funcionan. Hay una ligereza y confianza grupal que les permite ese caos: la tranquilidad de que las cosas van a salir bien. Esta entrevista también es un producto de ese alegre desastre: un coro de voces que se complementan para contar su historia.

¿Qué es Respiral?

«Es un Colectiva que hace teatro Foro Clown. Tenemos distintas metodologías de teatro, la principal es la del Teatro Foro del Teatro del Oprimido, en donde las y los espectadores pasan al frente y transforman sus propias realidades».

El origen del colectivo se remonta a 2009. Surge como muchos otros: con un par de copas y una idea de JuanCa: «¿por qué no hacer Clown?». Era algo que Brenda y Jano (exintegrante) querían hacer, pero no se habían atrevido. Con el tiempo, lxs integrantes han ido y venido. Brenda y JuanCa están desde los inicios. Luego se unió Sole, después se integraron Andreína y Bhaktori. El último fue Santiago.

JuanCa y Sole son pareja y son los papás de Ayen y Kai, dos niños a los que consideran parte de la colectiva y que han marcado etapas de ingreso de diferentes integrantes.

«No es un grupo muy abierto, no cualquiera puede entrar, honestamente. No es que no podamos trabajar con las demás personas, pero por la dinámica interna del grupo, no es tan sencillo llegar», dice Bhaktori.

El culpable del nombre es JuanCa, a quien le gusta jugar con las palabras: «Respiral, espiral: como algo eterno, infinito. Y respirar porque sentíamos que era una bocanada de aire necesario para la vida, ese aire que nos llena los pulmones y que nos da vida». Años después se dio cuenta que así se llamaba un caramelo de la infancia.

Su primera presentación se realizó en un Encuentro de Economía Feminista y fue sobre violencia. La obra se llamaba «Al mal trato mala cara». Fue entonces que entendieron la fuerza que tenía la técnica.

Sólo una de las compañeras, Andreína, tiene formación teatral; lxs demás vienen de carreras como enfermería, psicología o educación. Como cuentan Sole y Santi, la ventaja de esta metodología es que no tiene que responder al lenguaje teatral clásico, les permite romper con eso de que «sólo los que estudian teatro pueden hacer teatro».

Colectiva Respiral en Transitarte 2018

Un abanico de mil colores en las puestas en escena

Los temas que tratan las obras de Respi son un abanico de mil colores, van desde el feminismo, género, violencia intrafamiliar, explotación laboral, conflictos ambientales, consumo consciente, migración, acoso laboral, relaciones de poder, maltrato animal, parto respetado, comercio justo, derecho a decidir, adultos mayores, migración, violencia obstétrica, ¡y los que les faltan!

Al inicio, comenta Andreína, fue complicado acotar, ya que en una sola obra querían que estuvieran todas las aristas de una problemática. Poco a poco se dieron cuenta que lo importante era visibilizar la violencia estructural, la más sutil, intentan siempre complejizarla para evidenciarla en las relaciones individuales y de grupo.

Los temas que tratan también responden a las inquietudes del colectivo. Para armar cada una de las obras hacen una investigación completa del tema que van a plantear. Como dice Andreína: «Respiral es una escuela. Llegar, sentarse e investigar sobre un tema específico y conversarlo, discutirlo. Siempre es un diálogo entre lo que estamos pensando y con las distintas poblaciones con las que podemos compartir».

«Algunos dicen que es un teatro muy complaciente, porque lo que pasa en escena no necesariamente va a suceder al otro día en las comunidades, pero sí es un ensayo para ir practicando cómo lograrlo. Más que complaciente es un ensayo de emancipación. Al final de las obras siempre nos quitamos la nariz, en el apartado de las conclusiones existe la posibilidad de ser quienes somos y decir lo que pensamos, como grupo y como individuos”, dice Bhaktori.

JuanCa dice que una de las cosas más bonitas de la técnica es ver cómo en cada obra se ve el proceso de esa creación colectiva de búsqueda de soluciones, cómo va creciendo, desde la primera propuesta hasta la última, y van tomando fuerza. «En cuanto empieza la obra, ya no nos pertenece.»

Las gafas violetas de Respi

Ante la pregunta de por qué Colectiva y no Colectivo, Brenda toma la palabra: «Somos ambiguos, empezamos como colectivo, pero somos feministas, buscamos también mucho el trabajo desde ahí, politizar estos espacios desde ahí, con esa reflexión, con esos lentes morados que uno ya no puede quitarse. Empezamos a reflexionar por qué colectivo, por qué masculino, porque si nuestra propuesta también es desde las perspectivas feministas y la mayoría somos mujeres, por qué no plantearlo también como una colectiva. Desde ahí empezamos a decirnos colectiva».

«Los compas hombres de Respi son aliados feministas, más que sentirse interpelados por nosotras, porque nunca ha sido un proceso impuesto, se ha dado de una forma muy natural, por las reflexiones. Regularmente Respiral se reúne a través de la comida, eso nos permite engordar y posicionarnos desde otro lugar y compartir otras nutriciones, entonces les hemos visto la redifinición de sus masculinidades, y esa reflexión muy interna que es parte del enriquecimiento que nos hacemos entre todas y todos, no lo intencionamos de forma consciente».

Andreína cuenta que hay una obra en donde sólo las mujeres salen a actuar y moderar: “somos sólo mujeres en escena y somos mujeres clown en escena, son muy pocas en la escena clown nacional y latinoamericana, en donde la irreverencia del clown y de la risa están siempre permitida en los hombres.”

La apuesta política de Respiral

Lo más político de Respi es la herramienta en sí, dice JuanCa. «En la misma obra pueden pasar cosas tan distintas, la forma en que termina depende del público y también la forma en que armamos las escenas. Tratamos de hablar con la gente, de presentarlas y ver si cambiamos algo, incorporamos palabras y vestimentas propias de la zona. Cuando ya estamos en escena, pasa la magia».

Santi: «También es una reivindicación de toda una tradición histórica del Clown, de lo payaso, de lo bufón, es darle la vuelta a las relaciones de poder y decir lo que nadie dice, o no se podría decir en un espacio usual, porque tiene que ver con el carnaval y todos estos lugares de ser irreverentes. La nariz te instaura un estado social distinto a no tener nariz, la posición te permite cagarte en quien sea, no hay un límite, hay un lugar que te da una claridad en que nadie es totalmente legítimo, sino que te da posibilidad de evidenciar. El uso del humor, la mofa y la burla son herramientas históricas populares. Evidencia, pero no ofende.

Siempre nos preguntan quién es el director, y la tendencia es ver siempre a la persona mayor, hombre y español, y decir, «claro, JuanCa es el director». Le apostamos a una horizontalidad en donde nadie se imponga sobre otro, dice Santi. También tiene que ver en cómo tramitamos las tensiones internas y las contradicciones, crecer como grupo y como personas, la forma de abordarlas, que no sea violenta. Eso en sí es muy emancipador. Sentir que uno en la sociedad tiene dinámicas muy jodidas, muy jerárquicas, muy competitivas y tener un espacio en donde el foco es lo grupal, de dejar todo eso afuera, es parte de la apuesta».

A lo que Andreína añade: «Hay una comunicación abierta y clara de lo que sentimos, esto es fundamental para la colectividad, para la horizontalidad, que no es forzada. Vernos como una familia que, si una persona se beneficia, nos beneficiamos todas y todos».

Brenda: «La cuestión de colectividad pasa porque somos una comunidad y al crear comunidad dentro de nuestro grupo ya hay un proceso de toma de decisiones desde el diálogo o consenso cuando se puede, por lo menos en la mayoría de los casos. Eso pone en la mesa; las emociones, que no es un lema tal cual, pero hay mucho más trabajo desde el compartir y no desde el competir, cada quien puede aportar como quiere y desde el momento que puede y quiere.»

«Eso: somos una comunidad, y al crearla ya hay un proceso de toma de decisiones, de diálogo, desde cómo se opina, cuándo se opina, quién se siente con la libertad de decir cómo nos sentimos y, además, pone en la mesa las emociones, que es algo muy importante en los espacios. Cagándola, no cagándola, con dudas, con intenciones, con capacidad y habilidades distintas que nos permiten aportar desde donde está y desde donde puede cada uno, en el momento que está.»

«No sólo hay humor, sino amor por lo que hacemos, que nos mueve mucho, no sólo por las personas con las que trabajamos, porque creemos profundamente en la transformación social, sino porque también del espacio, es un espacio amoroso que incluye dos niños que nos regalan amor todo el tiempo.»

Considerar a los niños parte de la colectiva, tampoco es común. Sole cuenta que ahora Ayen, el mayor, supervisa las obras y les aporta: «se sabe los guiones, nos dice qué canciones poner, nos actualiza». Para Santi fue complicado al inicio: «La presencia de los niños es importante, lo usual es que, si hay niños, se tienen que quedar fuera del espacio para que las cosas fluyan y caminen, pero la inercia ha sido que los chicos están, aparece en las obras, acuerpar eso. En otros espacios uno trabaja con compas que tienen hijos y nunca están, pero aquí se les incluye y aprendemos muchas cosas.» Ayen, en una presentación en Nicaragua, se maquilló y salió a escena a hacer juegos. Él se asume como Respiral.

«Juegos para el Teatro Foro Clown»

En 2017 Respiral publicó su primer libro, producto de una serie de talleres realizados en 2014. La publicación sistematiza las sesiones en las que participaron alrededor de 20 personas.

Bhaktori narra que «idear el taller fue recordar cómo idear y ordenar las cosas para compartirlas con más gente y que fueran aprendidas. El único libro acá es de Alforja, que salió hace muchos años, y es el que todo el mundo usa. Con nuestro libro le estamos apostando a una pedagogía más horizontal y lúdica. Sirve para todas las profesiones que trabajan en comunidades o con grupos».

En la presentación del libro —cuenta Andreína— «éramos sólo mujeres, las dos chicas moderando y nosotras dos actuando y era muy interesante verlos a ellos con los niños, verlos atrás en sus espacios, no desde el silencio del «me callan y no puedo hacer nada», sino desde el fortalecimiento de la colectiva, tan político y tan natural.»

La compartición terminó con una serie de anécdotas memorables. Definitivamente la colectividad sigue siendo la apuesta, organizarse en torno al arte, a medios libres, a la economía solidaria, la literatura o el frente que se elija. Trabajar, como dicen las y los compas zapatistas, horizontalmente, sin liderazgos, ni estructuras marcadas. Ante la incertidumbre política que enfrenta Costa Rica en estos momentos, la apuesta de la Colectiva Respiral es más que necesaria para el país centroamericano.

Para contactarlxs pueden buscar su página de Facebook y si desean escuchar de su propia voz las aventuras y desventuras, les invitamos a darle play a la entrevista.

Gracias por el Itacate que la entrevistadora se llevó felizmente a su Morada.