Pedaleando en defensa del bosque

«Este proyecto de muerte [la autopista Toluca-Naucalpan] amenaza con destruir el sagrado bosque otomí-mexica, pulmón y reserva de agua para los valles de Toluca y México», declaró la comunidad indígena otomí de San Francisco Xochicuautla en el Estado de México. En resistencia ante esta autopista, miembros de la comunidad junto con ciclistas, activistas, familiares y estudiantes de Ayotzinapa, participaron en una rodada desde la Ciudad de México hasta San Francisco Xochicuautla. Un grupo de 40 ciclistas, acompañadxs por vehículos de apoyo que brindaron seguridad partieron desde la escultura de Tlaloc ubicada frente al Museo de Antropología e Historia a las 9:30 de la mañana del pasado sábado 8 de agosto.

 


Esta rodada fue una de las múltiples acciones en contra del decreto presidencial que expropia 37.9386 hectáreas del territorio otomí. La comunidad denuncia esta expropación como una violación a sus derechos humanos e indígenas, debido a que no fueron consultados sobre el proyecto: es un requisito marcado por el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También denunciaron «la represión, la manipulación de asambleas comunales y leyes agrarias, el hostigamiento, la invasión y destrucción ilegal del bosque por parte de la empresa».

La caravana de ciclistas fue recibida fraternalmente por la comunidad de Xochicuatla, que regaló comida, fruta y aguas frescas. Familiares de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y comuneros de Xochicuautla compartieron algunas palabras y enseguida hubo un acto cultural con una ceremonia tradicional y música de Batallones Femeninos, entre otros grupos. También inauguraron dos murales, pintados por varios miembros de la comunidad. Uno de los murales lo dedicaron al fotógrafo Rubén Espinosa, quien había sacado fotos de una marcha en solidaridad con Xochicuautla pocos días antes de que fuera asesinado en la Ciudad de México.