Barcelona arde: el efecto Can Vies

Por Nallely Rodríguez

El lunes 26 de mayo, tan sólo un día después de las elecciones del parlamento europeo, se llevó a cabo el desalojo del Centro Social Autogestionado Can Vies, ubicado en una antigua parroquia en el Barrio de Sants, Barcelona. El proceso judicial contra el Can Vies concluyó el lunes con el despliegue policial. Ante el desalojo, vecinxs y organizaciones defendieron el Centro Social que desde hace 17 años acoge diversos proyectos culturales, musicales y comunitarios.

Desde que se informó del desalojo, no se hicieron esperar las manifestaciones en defensa, solidaridad y resistencia, en distintos puntos hubo movilizaciones para defender el Centro a través de la etiqueta común #CanViesNoEsToca. Ese mismo lunes comenzaron las cargas policiales en las que se utilizaron armas y, de manera ilegal, balas de goma; los mossos d’esquadra (policía de Cataluña) irrumpieron en calles y plazas aledañas atacando a vecinxs y manifestantes, llegaron incluso hasta las instalaciones de La Ciutat Invisible y la redacción del semanario La Directa —un medio de contra-información local– en donde estaban reunidxs periodistas de esta publicación. Uno de ellos resultó herido por cristales que saltaron cuando la policía rompió la puerta.

El desalojo de Can Vies trajo tristeza, nostalgia, añoranza, pues se trata de un sitio en el que disfrutamos días, tardes, noches, comedores, conciertos, charlas, talleres y convivencia social en un espacio liberado, simbólico de Barcelona, además todavía estaba la herida abierta por el desalojo del CSO La Carbonería en la ciudad.

La noche del lunes hubo gran apoyo al barrio de Sants y a Can Vies, a pesar de la lluvia y las agresiones policiales. En contra de las afirmaciones del ayuntamiento de Barcelona, en las que se decía que no se derrumbaría el edificio, el martes 27 ya estaba dispuesta la maquinaria  para el derribo. Una excavadora tiraba abajo los muros de la ex-capilla que TMB –empresa privada que monopoliza los Transportes Metropolitans de Barcelona– reclamaba de su propiedad, argumento que el ayuntamiento utilizó para el desalojo.

Al tiempo que dimitía Manel Prat, director de la policía de Barcelona, responsable de las cargas de desalojo del 15-M –y otras en las que Ester Quintana perdió un ojo a causa de balas de goma–  diversas manifestaciones de rechazo al derribo y de apoyo al barrio se presentaron durante el día. Por la noche ya ardía la excavadora que destruyó Can Vies y cientos de manifestantes se reunieron en el barrio.

Muchxs dicen que los policías no sabían qué hacer ante el #efectecanvies, pero sabían hacer uso de porras y de la violencia, sin pensar y sin motivos. Conforme avanzaba la noche, en los balcones del barrio combativo de Sants sonaban las cacerolas que exigían la retirada de los mossos, quienes repartían y agredían indiscriminadamente.

Un hombre de 65 años fue arrollado y otro chico que pasaba con su bici perdió la oreja. Se fueron cerrando las calles y avenidas de la zona y se llenaban de fuego: el barrio estaba en pie de guerra. Para la medianoche otras partes de la ciudad se solidarizaban con Can Vies poniendo fuego a contenedores, cerrando grandes avenidas; fue la sensación que quema por dentro ante la impotencia, el hartazgo y las condiciones sociopolíticas actuales las que hicieron arder Barcelona, por que «Si tocan Can Vies nos tocan a todxs».

Hasta las 3 de la madrugada los helicópteros sobrevolaron  los barrios más activos, sonaron sirenas, se rumora que Sants es el nuevo Gamonal. Esta mañana se habla de la Primavera Sants 2014 dejando totalmente de lado el festival Primavera Sound que comienza este miércoles en la ciudad condal, de la misma forma, se han convocado manifestaciones en varias ciudades, plazas y municipios y conforme el día las convocatorias van aumentando. Desde el lunes #ardeBarcelona mientras en las cúpulas de los partidos políticos del estado español tratan de explicarse los resultados de las recientes  europeas del domingo.