Campesinos brasileños denuncian al imperio Odebrecht

Cientos de campesinos se comodaban en colchones o sobre varias cobijas amontonadas, la cena había terminado y la jornada había sido dura, pero el ánimo no bajaba, al contrario, este gran grupo de hombres y mujeres mantenía una sonrisa en el rostro y las banderas rojas levantadas. Desde el día anterior un despliegue de campesinos anunciaba movilización, los militantes del Mosvimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) iniciaban una jornada de lucha con una caminata de más de 20 kilómetros desde sus asentamientos y campamentos en el interior del estado de Sâo Paulo; al llegar a la gran ciudad un albergue los recibiría para reponer fuerzas por que el objetivo era una acción en las calles de esta urbe.

Campesinos y campesinas de manos gruesas, agrietadas, ojos expresivos y modos sencillos, todos trabajando de alguna manera para que el gimnasio que servía de albergue funcionara bien. Las comisiones de cocina, la limpieza, la parte cultural que va dando música a la velada, el orden por asentamiento o campamento y mientras tanto bromas, pláticas en ese protugués tan pausado y melódico que la gente del interior habla, tan distinto al de las grandes ciudades.

Además de las y los campesinos hay varios jóvenes integrantes de Levante Popular, estudiantes de diferentes países latinomaericanos que hacen curso en la Escuela Nacional Florestán Fernandes (parte de la estructura pedagógica del MST) y que se han solidarizado para esta jornada de movilizaciones que se espera para el día siguiente. Poco a poco, en las largas filas para recibir la cena (todos los productos usados son cosechados en los asentamientos y no contienen agrotóxicos), estudiantes y campesinos van rompiendo la distancia y las pláticas no se detienen.

La mañana siguiente es, desde temprano, un murmuro alto de voces, unos se forman para el café, otros van al baño, muchos comienzan a recoger sus colchonetas para acomodarlas a un costado. Algunas consignas se escuchan y eso da vitalidad a la gente que sabe que hoy participarán en un a jornada de manifestaciones. A pesar de haber conversado mucho, nadie sabe exactamente en qué consiste la movilización, la ruta a seguir y el objetivo final al que llegaremos; la estructura organizativa del MST no es transparente y guarda con recelo esta información porque –según precisan los coordinadores– hay motivos de seguridad. Por ejemplo, durante la llegada de todos los campamentistas a este barrio de clase media en donde está ubicado el gimnasio, fuertes gritos de los vecinos se profirieron en contra de estas mujeres y hombres trabajadores.

Aún así, no sabemos mucho ni de esta movilización ni de las otras que se harán simultáneamente en otros puntos de la ciudad y del país; por la tarde tuvimos la confirmación de que varios eventos se llevaron a cabo, sin embargo, uno de ellos se tergiversó por parte de los medios de comunicación comerciales, en especial por la cadena Globo. Fue en la avenida Paulista, una de las más importantes y corazón financiero de la urbe, en donde las cámaras tomaron imágenes de ciertos manifestantes y luego, durante la transmisión, modificó el discurso y las peticiones: vivienda digna para miles de familias.

Finalmente la movilización comenzó alrededor de las diez de la mañana, no hubo presencia policiaca alguna, no hubo provocaciones ni actos violentos, en cambio –bajo el persistente sol– las consignas gritadas hacían presencia, dos filas largas y rojas ocupaban una parte de las avenidas y las comisiones de seguridad operaban el tránsito para evitar accidentes. Luego de una hora de caminata llegamos a las oficinas de la empresa Odebrecht, corporativo brasileño con presencia en varios países del mundo. Durante la movilización, jóvenes integrantes del movimiento Juntos! y militantes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MT-ST) se unieron al contingente del MST por lo que a cada paso, las demandas se diversificaban y poco a poco el despreciado fantasma de la Copa del Mundo apareció en carteles y mantas.

La empresa que está en todas partes

A mediados de los años 40 la empresa Odebrecht comienza una nueva etapa en sus historia, misma que la lleva hasta nuestros días. La empresa es el proyecto de migrantes alemanes, especialmente de Emilio Odebrecht, nieto de una familia establecida en el estado brasileño de Santa Catarina a mediados del siglo XIX. Fue él quien le dio el carácter diverso que convirtió la empresa constructora en un proyecto más integral que contempla muchos negocios además de la construcción de infraestructura. Sin embargo, el empresario contempló todo menos a la gente que padecería los grandes impulsos del desarrollo brasileño.

Entre sus exitosos negocios podemos encontrar, como es de suponerse, el desarrollo de infraestructura necesaria para los proyectos mineros más voraces con la ambición del capital, las hidroeléctricas a las que no le preocupa desaparecer pueblos y convertir a sus habitantes en trabajadores de segunda. Carreteras y puentes también son parte del menú que ofrece la empresa. Sin embargo también desarrolla ingeniería industrial, proyectos inmobiliarios, agroindustriales, armas y tecnología para la defensa nacional de varios países, plataformas petroleras y proyectos ambientales. Su presencia en América Latina es fuerte, además de su natal Brasil, Odebrecht está en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Oderbrecht también cuenta con inversiones multimillonarias en países de África, Asia y Europa por lo que el capital con el que cuenta es sin duda una de las mayores fortalezas de la empresa.

A pesar de que sostienen la existencia de una política que promueve la sostenibilidad ambiental, la intachable empresa ha ocasionado la pérdida irreversible de especies animales, pueblos enteros, partes significativas de selvas bosques y otros ecosistemas. También ha causado el despojo de tierras y la concentración en pocas manos de miles de hectáreas para desarrollar el agronegocio y ha impulsado la utilización de agrotóxicos que empobrecen la alimentación, generan enfermedades incurables y dejan sin empleo a millones de personas. Por si esto fuera poco, la empresa desarrolla armamento que es utilizado en contra de la población en manifestaciones y actos políticos, justo cuando la sociedad expresa su disenso y ejerce su derecho a la libre expresión y organización.

Este ejemplo de la modernidad capitalista tiene, además, una visión a futuro en la que, según las propias palabras de la empresa, «la finalidad de la organización es la generación de riqueza creciente para clientes, accionistas, integrantes y comunidades, y tiene como rumbo sobrevivir, crecer y perpetuar. Los integrantes de la organización son personas de conocimiento, cuyos valores personales se alinean a las concepciones filosóficas de la organización, que tienen el saber y la información, y que se comunican, toman decisiones y hacen que sucedan las cosas».

Obviamente, entre sus intereses no se encuentran los de las personas que han sido afectadas por los grandes negocios y las inversiones, tanto en infraestructura como en armamento, aunque su política de acción política afirme lo contrario y asegure que todo se ha realizado mediante un trato cordial, mediante «la promoción de un diálogo transparente con las comunidades, entidades del gobierno y sociedad organizada, como partes interesadas en las operaciones de las empresas de la organización».

La página electrónica de Odebrect es un buen ejemplo de lo engañoso que pretende ser, tal vez una visita pueda ampliar la «belleza» de sus proyectos y lo «eficientes» que resultan. Pero también, si se revisa de manera pausada, puede observarse como lleva a cabo «la movilización e influencia, dentro de los sectores empresariales de actuación, para el fortalecimiento de la participación empresarial y de la integración de las diversas políticas nacionales y globales en la promoción del equilibrio entre el desarrollo económico, social y ambiental». La realidad muestra otras cosas.

Una movilización exitosa

Al llegar al edificio que alberga las oficinas de Odebrecht, mucha gente se apresura a alcanzar la puerta, se observan rastros de pintura en la fachada principal, un cerco de manifestantes protege a quienes pintan las paredes y las columnas con esténciles. De inmediato es tomada la recepción del edificio y al rededor de doscientas personas entran para decorar con pintura ojinegra paredes y escritorios, la seguridad privada de la empresa en lugar de reaccionar se retira y sube a otro piso mientras algunos elementos se limpian la cara de esta pintura que lanzan los manifestantes. En este momento, la recepción del edifico deja de ser un ambiente frío  impersonal para convertirse en una fiesta, las imágenes del video que acompaña esta publicación lo dicen todo: gritos y consignas, la festividad de una victoria.

Afuera todo acontece tranquilo y los discursos que da cada organización tienen tiempo de plantear demandas y de denunciar las actuaciones de esta empresa. De manera inusual, sobre todo considerando la cantidad de elementos y lo agresivo que son, la policía no hizo acto de presencia; tal vez unas motocicletas de la Guardia Civil Nacional se asomaron y verificaron que todo estuviera en orden, pero nada de cercos, nada de violencia y gases lacrimógenos. Algo ciertamente desconcertante.

Por la tarde, luego del acto, tuvimos algunas informaciones sobre lo ocurrido con las otras movilizaciones: se consiguió una brevísima cita de 20 minutos con la presidenta Dilma Roussef, quien se encontraba visitando algunas instalaciones deportivas a propósito de la Copa del Mundo. Fue el MT-ST quien habló con ella desconcertando al resto de organizaciones que se habían sumado a las movilizaciones, particularmente a habitantes de ocupaciones recientes que no contemplan la negociación con el Estado como una medida estratégica para lograr sus objetivos. De igual manera, la manifestación en las oficinas de la transnacional brasileña no fue reprimida porque de manera simultánea, elementos del MST sostenían un diálogo con algunos funcionarios del gobierno federal. Queda la duda de las estrategias utilizadas para llevar a cabo avances en la solución de demandas concretas como la vivienda integral y la reforma agraria popular.

Por el momento, una empresa que pasa desapercibida ha sido señalada como un actor fundamental en la realización de la Copa Mundial de Fútbol, la cual comenzará el próximo 12 de junio. Gracias a la participación de la empresa, nuevos estadios en lugar de nuevos hospitales están por terminarse, nuevas vías de comunicación al interior de las ciudades en lugar de escuelas serán parte del paisaje que la FIFA ha exigido para la realización del evento.