¡Ilia libre! 2 de octubre no se olvida

Fotografías: Amaranta Marentes Orozco

El pasado sábado 5 de abril, poco después de las dos de la mañana; Ilia Adad Infante Trejo, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; fue liberado del Reclusorio Norte (RENO) de la Ciudad de México.

El 2 de octubre del 2013 –durante la marcha conmemorativa por la masacre de estudiantes en Tlatelolco en 1968– Ilia fue «encapsulado» de manera ilegal sobre la avenida Reforma a la altura del número 93, donde un cerco policial violentó los derechos a la libre manifestación y al libre tránsito de todos los que se encontraban allí. Ilia fue remitido al Ministerio Público, posteriormente acusado por el delito de «ataques a la paz pública» y trasladado al Reclusorio Norte, junto con otras personas, sin tener prueba alguna en su contra. Durante todo el proceso, familiares, amigos y organizaciones, han documentado y denunciado las irregularidades de las que todos los presos del 2 de octubre han sido víctimas.

Su liberación se logra por un amparo que interpuso la defensa ante autoridades federales, que permitió aportar más pruebas que en principio habían sido rechazadas como evidencia por el Juzgado Cuadragésimo Penal en el Distrito Federal. Entre ellas, un video tomado por una cámara de seguridad del Banco Ixe, que se encuentra en las inmediaciones del lugar de la detención.

Después de un mes de dictaminar que el auto de formal prisión en contra de Ilia era anticonstitucional, la juez Luz María Ortega Tlapa, titular del Juzgado Octavo de Amparo en Materia Penal, determinó que debía reponerse el proceso o declararse la libertad.

Familiares y amigos de Ilia, y de otros presos políticos del 2 de octubre, se reunieron antes de las 11 de la noche del viernes, a las afueras de el «RENO» (Reclusiorio Norte), en un ambiente cargado de emoción y alegría.

Pasaron más de tres horas de espera, pero las risas, las bromas y la música no escasearon. Al grito de «¡Presos políticos, libertad!» lo vimos salir de entre las rejas del penal. Un momento emotivo fue cuando familiares de Salvador Reyes e Iribar Ibinarriaga –dos jóvenes encarcelados por los mismos motivos– se acercaron a saludar y abrazar al ahora ex-preso político, manifestando su alegría por la libertad obtenida.

Después de unas palabras, con las que Ilia recordó que, como él, hay otras personas injustamente presas y violentadas en sus derechos más básicos, se realizó el conocido «ritual» de la quema del uniforme penitenciario.

Mucha emoción, muchos abrazos, muchas lágrimas de felicidad, pero también de dolor, porque esta libertad es parcial; porque aún quedan compañeros y compañeras presas; porque durante seis meses, la tranquilidad les fue arrebatada; porque ni los presos ni sus familia son los mismos después de ser violentados por el Estado mexicano. Eso sí, al final queda un dejo de esperanza, un caminito trazado por la defensa de Ilia, un precedente que podría ayudar en los procesos de los compañeros que siguen tras la rejas injustamente.

Precisamente, en el Reclusorio Norte aún se encuentran presos bajo proceso, por los hechos del 2 de octubre de 2013, y sin pruebas en su contra: Víctor Efrén Espinosa Calixto, Adrián Gutiérrez Miguel, Iribar Ibinarriaga Ramírez, Salvador Reyes Martínez, José Daniel Palacios Cruz y Abraham Cortés Ávila, de quienes se espera lograr su liberación prontamente dadas las mismas condiciones de detención arbitraria, proceso irregular e interposición de amparo contra el auto de formal prisión que en el caso de Ilia; además, José Alejandro Bautista Peña, quien ya ha sido condenado a cinco años y nueve meses de prisión, Luna Flores (Gabriela Hernández) en el Reclusorio Femenil de Santa Marta Acatitla, condenada a un año y tres meses, y Mario González, que actualmente se encuentra en recuperación en la torre médica del Penal de Tepepan, tras una huelga de hambre de 56 día para exigir su libertad, y condenado a cinco años y nueve meses, que deberá cumplir en el Reclusorio Varonil de Santa Marta Acatitla.