Temacapulín en el día mundial de acción contra las presas

Fotografías: Colectivo TAPATISTA y Marco Von Borstel.

A casi nueve años de resistencia contra el despojo y en defensa de su territorio, en el marco del «Día mundial de acción en contra de las presas y a favor de los pueblos y los ríos», habitantes de Temacapulín se manifestaron este 14 de marzo en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno del Estado de Jalisco.

La gente de Temaca, junto con personas aliadas de la Ciudad de Guadalajara, pasaron la mañana recaudando firmas para exigir al gobernador Aristóteles Sandoval que cumpla la promesa que hizo hace un año de no inundar su pueblo. Además, durante la jornada se informó a los habitantes del lugar sobre las afectaciones que se tratan de invisibilizar con la construcción de la presa El Zapotillo, así como de este tipo de megaproyectos en todo el mundo.

A pesar de la documentación sobre la inviabilidad económica y ambiental que representa la construcción de represas en el mundo, gobiernos del sur global siguen promoviéndolas, en detrimento de los pueblos que dependen directa e indirectamente del flujo natural y los bienes que proveen los ríos.

La insostenibilidad económica de las «megarrepresas» en el mundo ha sido evidenciada incluso por la BBC, medio que difundió el reciente informe de la Universidad de Oxford, donde señalan:

«[Los investigadores] revisaron 245 grandes represas: aquellas con una altura de más de 15 metros y que fueron construidas entre 1934 y 2007. Descubrieron que 96% de estos proyectos sobrepasaron sus presupuestos aprobados.»

Esta situación tiene como consecuencia severos endeudamientos de los gobiernos con instituciones financieras internacionales. En el caso de El Zapotillo, el presupuesto proyectado inicialmente está próximo a ser duplicado, de 7 a 13 mil millones pesos. Para este año, se contempla la asignación de mil millones de pesos más para concluir su construcción.

Los daños ambientales no son menores. El corte del flujo de los ríos, su desvío o la reducción de su caudal, implica pérdida de biodiversidad, dentro del cauce y en su cuenca. Asimismo, se corta una fuente importante de recarga de acuíferos. La pérdida por desecación de manglares ha sido observada al bloquear la corriente natural de los ríos. La diversidad de especies que se pierden en estas zonas costeras también coarta formas de subsistir de las comunidades que parecieran muy lejanas de los impactos de una gran represa. Eso, sin hablar de las visibles afectaciones por el embalse –como en el caso de El Zapotillo– la inundación de pueblos y miles de hectáreas de tierras de cultivo, además de la descomposición de la capa vegetal que se traduce en la emisión de gases de efecto invernadero, principalmente de metano.

Uno de los temas que más ha llamado la atención para la intervención de los académicos e investigadores de la Universidad de Guadalajara (UDG), es el del cambio climático. En diciembre de 2013, el Centro Universitario de Los Lagos y el Centro Universitario de Los Altos de la UDG emitió un comunicado oficial solicitando información precisa de los avances del proyecto, señalando que «las tendencias y escenarios del cambio climático, se prevén precipitaciones no mayores a un promedio anual de 600 milímetros, y en la zona norte de la región de Los Altos se determina una cantidad aún menor, de entre 300 y 450 milímetros». Allí, se hace énfasis en la preocupación por el cambio climático global pero también en la modificación del clima de la región a causa del proyecto, pues los cuerpos de agua fungen como reguladores climáticos.

Además, «se ha detectado un gran déficit de agua subterránea o abatimiento de la mayoría de los acuíferos de Los Altos de Jalisco, lo que hace parecer carente de sentido la construcción de una presa como la de el Zapotillo», remarca el comunicado. Es decir, hay grandes impactos relacionados con la importancia del agua para la producción alimentaria en la zona de Los Altos de Jalisco, que produce 88% de huevo y 22% de proteína animal totales a nivel nacional.

Es importante no sólo señalar la inviabilidad técnica, económica y ambiental de estos megaproyectos, sino la lógica de apropiación y cercamiento de los bienes comunes para la acumulación, así como la visión ingenieril del manejo del agua. Para la Zona Metropolitana de Guadalajara existen alternativas de abastecimiento. El trasvase de El Zapotillo a León sólo implica desecar la cuenca del río Verde para el desarrollo de la industria automotriz, metalúrgica y aeronáutica trasnacionales, principalmente, en el Guanajuato Puerto Interior.

No han bastado las controversias constitucionales en favor de Temaca –una de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no permite la construcción de la cortina a 105 metros–, ni los juicios de amparo, o la lista de recomendaciones de derechos humanos. La presa sigue construyéndose y la Comisión Nacional del Agua no tiene intención de reducirla a 80 metros, actualmente está en 72,  pues, afirma, costaría cientos de millones de pesos la indemnización a las constructoras por incumplir el contrato firmado originalmente.

Las denuncias son similares en otras partes de México y el mundo en esta jornada de resistencia contra las grandes represas. En Xalapa, Veracruz, por ejemplo, marcharon miles para repudiar las decenas de proyectos de este tipo con el Carnaval «Agua, Vida y Alegría», al igual que en Oaxaca contra el Proyecto Paso de La Reina, donde salieron alrededor de 16 comunidades de la costa para tomar las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad en Jamiltepec. En Puebla, Nayarit, Chiapas y en otros estados se llevaron a cabo acciones, así como en España, India, Brasil, Costa Rica, Pakistán y Tailandia; son sólo ejemplos de resistencias al avance del despojo de los bienes comunes y de otras formas de vida al margen de las lógicas del mercado.