Music of the Soul: música del alma

Por Mumia Abu-Jamal

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Este es el segundo texto de Mumia Abu-Jamal que publicamos en colaboración con Amig@s de Mumia de México. La versión en inglés, en voz de Mumia, está disponible en PRISON RADIO.

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Desde la llegada de los cautivos africanos a las costas e islas de las Américas, la música, casi siempre a capela (sin instrumentación) se volvió nuestra herramienta fundamental de comunicación.

Encadenados como ganado de dos patas bajo la mirada feroz de los gatilleros llamados capataces, obligados a trabajar de sol a sol, nos mantuvimos vivos de mente y cuerpo sólo gracias a nuestras canciones. W.E.B. DuBois en su obra clásica The Souls of Black Folk (Las almas de la gente negra) las llamó “sorrow songs” o “cantos de la tristeza”.

Esta música dio un ritmo humano a nuestro arduo esfuerzo de construir la nación desde cero y alimentarla, aún cuando nosotros y nuestros hijos e hijas moríamos lentamente de hambre, no sólo por alimentos saludables, sino por justicia, dignidad, y amor.

Y en medio de esa desolación, miramos hacia adentro para crear la música de nuestra alma, cosa que luego hicimos en el góspel, blues, ritmo y blues, jazz, funk y rap en sus principios.

Estas formas de música han sido nuestro llanto colectivo hecho melodía.

A diferencia de cualquier otro grupo nacional o etnicidad, los negros hemos creado una nueva forma de arte en casi todas las generaciones, así reflejando nuestro paso por esta sociedad.

Cada forma, cada género no sólo refleja nuestra hambre continua por justicia y dignidad, sino un espacio que nos da para ser plenamente humanos, para refutar las mentiras mortales de la supremacía blanca y destacar el genio negro.

En una nación que proclamaba la libertad mientras practicaba el apartheid, la música negra era un espacio insólito para expresar los turbulentos volcanes que se movían dentro de nosotros.

Algunos artistas se volvieron figuras icónicas de la tradición musical negra, notablemente en el jazz. Entre los mejores, eran personas como John Coltrane, un saxofonista capaz de transmitir un profundo anhelo espiritual en piezas como “A Love Supreme” (Un amor supremo).

Rahsaan Roland Kirk era más arraigado en la tierra, y su obra refleja el enorme virtuosismo del artista que solía tocar tres instrumentos de viento al mismo tiempo mientras cantaba ¡“B-L-A-C-K-N-U-S-S”!

Derechito desde Filadelfia del Norte, (para ser preciso, desde los proyectos de vivienda Richard Allen), salió Lee Morgan tocando una trompeta con su característico control, tono y fuerza que cautivaron a sus públicos, aún cuando él era muy joven.

El jazz, que con frecuencia ofrecía piezas instrumentales de improvisación pura, transmitió a diversos públicos a nivel global nuestra profundidad. Como las primeras canciones espirituales cantadas en grilletes, el jazz se ahondó en comunicar tanto nuestro dolor como nuestra presencia. También  señaló nuestra sobrevivencia.

La música del jazz, una expresión de las alturas que alcanzamos, ha sido transformada en otra mercancía más, en gran medida desprovista del espíritu revolucionario de su primera época.

Lo mismo se puede decir del rap, que empezó como una expresión urbana de nuestro descontento: “Don’t mess with me, ‘cuz I’m close to the eddgge!’ I’m tryin’, not to lose my head!” (No te metas conmigo porque me acerco al borde. Trato de no perder la cabeza.) ¿Se acuerdan? Grandmaster Flash y los Furious Five.

De ahí hasta  “… gold on my neck” (… oro en mi cuello), un elogio al puro materialismo y  carente de cualquier comentario social, es un descenso fuertísimo.

Las fuerzas corporativas que siempre han explotado y rastreado las huellas de nuestra creatividad han filtrado venenos tóxicos a los pozos de nuestra cultura, contaminando todo lo que tocan.

Nuestra música, que una vez dio vida al mundo entero ahora se reduce a sonidos superficiales que sirven para vender coches.

El alma se fue. Pero no tiene que ser para siempre. Somos los creadores y creadoras de nuestra música. Tenemos que restaurar nuestra alma.

Hay que cantar las canciones de nuestro pueblo y no cantar para los que nos echan centavos envenados.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

 –© ’13 maj
25 de octubre de 2013
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México