Elecciones en Honduras: militarización y extracción de recursos por empresas trasnacionales

Texto y fotografías: Andalucía Knoll
Traducción: Karla H. Mares

En América Latina, existe un dicho popular muy conocido que se escucha una y otra vez en diferentes países: ¡Militares a los cuarteles!

Sin embargo, el próximo presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández del Partido Nacional, durante su campaña planteó una plataforma contraria, prometiendo una mayor militarización del país. Hernández, quién fue declarado ganador de la contienda electoral el pasado noviembre, mantuvo un mismo discurso durante toda la campaña: cada vez que le preguntaban “Usted quiere (a los soldados) en las calles o en las cuarteles” La multitud respondía gritando “¡En las calles!” y Hernández respondía, “Yo también. Soldados en cada una de las esquinas”.

Militares vigilan las urnas en El Reparto, un barrio popular en Tegucigalpa

Militares vigilan las urnas en El Reparto, un barrio popular en Tegucigalpa

En 2009, el golpe de estado respaldado por el gobierno norteamericano, dejó fuera de la presidencia al presidente de centro-izquierda Manuel Zelaya -en medio de un clima de inestabilidad del crimen organizado, el desempleo y el aumento de la inequidad económica-. Las dos ciudades más importantes de Honduras, San Pedro Sula y Tegucigalpa, actualmente tienen los niveles más altos de asesinatos por día en todo el mundo, que genera una permanente percepción de inseguridad entre la población. Es en este contexto que, Hernández fácilmente manipuló los miedos durante su campaña. El actual presidente, Porfirio Lobo, -quién asumió oficialmente al cargo después de una muy criticada elección en 2009-, también ha impulsado el tema de la militarización. Con promesas de que no habrá intimidación, y por ende las elecciones se desarrollarán de manera segura, su administración desplegó un total de 30,000 soldados a lo largo y ancho del país que estuvieron en las calles hasta el 24 de noviembre, el día de la elección.

La elección y todo lo que conlleva, es parte de la tendencia en la política de Honduras de distanciarse de sus vecinos. Es decir, mientras que en América Latina muchos de los países -durante la última década- se han movido hacia la izquierda, Honduras se ha girado hacia la derecha. Durante los últimos cuatro años en la presidencia, Lobo le ha apostado y abierto las puertas a la inversión de empresas transnacionales, incluyendo proyectos de extracción de recursos naturales, que amenazan a las comunidades indígenas que viven en territorios ricos en recursos naturales.

Hernández promete más de lo mismo. Todo esto ha hecho que la ex-república bananera se convierta en el centro de operaciones de las empresas chinas que quieren construir proyectos hidroeléctricos, compañías canadienses que quieren construir minas de extracción y corporaciones norteamericanas que impulsan a las cadenas de comida rápida, que quieren al  hondureño consumiendo  en cada esquina.

La última elección presidencial pudo haber producido un cambio en esta tendencia de militarismo y corporativismo. La candidata Xiomara Castro, la esposa del depuesto presidente Zelaya, fue presentada como la líder recién integrada al Partido LIBRE, el cual surge como parte del movimiento de resistencia al golpe de Estado. Castro propone una plataforma de creación de policías orientadas a la comunidad y enviar a los soldados a los cuarteles. Pero nunca prometió nada en cuanto al tema de la inversión de empresas transnacionales o la explotación de recursos naturales, por lo que Castro no representó amenaza alguna al imperialismo.

¿Elecciones limpias y justas?

Reportes oficiales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE) reconocieron a las últimas elecciones en Honduras, como justas y limpias. Sin embargo muchos hondureños coinciden en que el proceso no garantizó un ambiente seguro, ni un proceso justo. Un mes antes de las elección, un grupo de entre 50-60 policías militares uniformados arribaron a la casa del activista Edwin Espinal, quién ha estado activo en el movimiento de resistencia posterior al golpe de estado y quién ha sido reprimido en los últimos años. Edwin ha sido detenido arbitrariamente y torturado en varias ocasiones, por lo que diversas organizaciones internacionales de derechos humanos han recomendado medidas precautorias. Su novia, Wendy Días, murió en 2009 de un ataque asmático provocado por el uso excesivo de gas lacrimógeno durante las protestas.

PolicíaMIlitar

 “La policía y los soldados no han dejado de intimidar a mí y a toda mi familia desde el golpe de Estado en 2009, porque soy miembro del Frente de Resistencia Nacional”, Espinal menciona. La represión que Espinal ha enfrentado está lejos de ser aislada. El Reporte de Derechos en Acción documentó el asesinato de 18 miembros del Partido LIBRE en el marco de las elecciones. La noche justo antes de las elecciones, dos miembros más del partido fueron muertos a tiros en una comunidad rural a las afueras de la capital.

La candidata a la presidencia Xiomara Castro, numerosas delegaciones de derechos humanos e incluso un delegado de la Unión Europea denunciaron la ilegitimidad del proceso electoral. Mientras hablaba con periodistas internacionales, el delegado austriaco, Leo Gabriel dijo haber sido testigo “de innumerables inconsistencias en el proceso electoral”.

Cuando Hernández fue declarado como el posible ganador de la elección el domingo en la noche, una tensa calma se sintió en Tegucigalpa. Militares encapuchados se mantuvieron haciendo guardia enfrente de las gasolineras, negocios y otras localidades donde previamente hubo rebeliones, a pesar de que muy poca gente salió a las calles.  Oficiales militares rodearon las oficinas del la Radio Globo, una estación popular que comúnmente transmite las voces opositoras al gobierno.

Al siguiente día, Manuel Zelaya,  quien hizo uso de la palabra en nombre de su esposa, Xiomara Castro, declaró que no aceptarían los resultados, afirmando que el Partido LIBRE fue el auténtico ganador de las elecciones. A pesar de que Zelaya animó a la población a mantener la calma, cientos de estudiantes de la Universidad Autónoma de Tegucigalpa se manifestaron frente a la escuela.

Un estudiante, quién pidió mantenerse en el anonimato, habló en contra de Hernández: “El hará nuestras vidas más difíciles, aumentando el precio de la canasta básica, la gasolina y la educación. Su intención es privatizar las universidades”.

Estudiantes Protestan Fraude

Militarización a petición de los intereses de las transnacionales

Los derechos sobre las tierras fueron de los temas centrales en las elecciones, y muchos ven a Hernández como una simple marioneta de los intereses de empresas transnacionales de energía y de extracción. Justo después del golpe de Estado, el presidente en turno Porfirio Lobo aprobó un paquete de reformas que prepara el camino para la privatización de los ríos y abre espacios para las concesiones de cerca de 40 proyectos de hidroeléctricas, muchas de las cuáles amenazan con el desplazamiento forzado de indígenas y comunidades rurales.

La comunidad de Río Blanco que se movilizó en contra de la el proyecto hidroeléctrico en el noroeste de Honduras, se ha convertido en un caso emblemático de lucha por la tierra después del golpe de Estado. Residentes de la comunidad mantienen un permanente bloqueo de los caminos que busca prevenir la entrada de la compañía china SYNOHYDRO, la cual  está tratando de construir un embalse en tierras agrícolas comunales.

Bertha Cáceres, la coordinadora nacional del Consejo Cívico de Organizaciones populares e indígenas, que ha prestado su apoyo al bloqueo de carreteras, explicó que la presa no será construida sin el aumento de la  militarización en la región.

«Ningún proyecto puede aplicarse sin el apoyo de los soldados porque los [proyectos] están en contra del bienestar de las comunidades, lo que a su vez genera que la gente defienda la vida y se manifieste en contra de estos proyectos de muerte», menciona Cáceres.

Observadores internacionales coincidieron en que las elecciones -y la plataforma de militarización de Hernández – está relacionada con la extracción de recursos naturales.

Matthew Ginsberg-Jaeckle, quién trabaja con la organización Voz de los de Abajo de Chicago y se encontraba en Honduras durante las elecciones menciona: «Vidas se han perdido, la sangre se derramó, y eso es lo que realmente está en el corazón. Es un pequeño sector de gente que mata el resto de la sociedad con el único fin de tener el control de sus recursos».

Apoyo norteamericano para el incremento de la militarización

Estados Unidos siempre ha tenido una participación activa en la vida política de Honduras. En los 80´s, Estados Unidos construyó la base aérea Soto Cano  como parte de las operaciones de contrainsurgencia contra los sandinistas en Nicaragua y el FMLN en El Salvador, ambos movimientos guerrilleros izquierdistas que se oponen al imperialismo estadounidense.

El Ejercíto y las Urnas

Antes del golpe de Estado de 2009, el presidente Zelaya había previsto convertir la base aérea en un aeropuerto comercial. Después del golpe, la base se ha utilizado esencialmente para las operaciones estadounidenses de guerra contra narcotráfico. Recientemente, Estados Unidos ha aumentado su apoyo y actualmente se está construyendo tres bases militares nuevas.

Mientras tanto, la famosa Escuela de las Américas localizada en Georgia, ahora rebautizada como el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en materia de seguridad, continúa entrenando a soldados hondureños. Azadeh Shahshahani, presidente del National Lawyers Guild, el gremio nacional de abogados estadounidenses de izquierda, dijo que en su camino a Honduras para observar las elecciones, vio soldados hondureños que regresaban de la base de entrenamiento en Fort Benning, de la Escuela de las Américas.

«Los soldados regresan a Honduras, un país en donde existe una completa impunidad en casos de homicidio y en todos los tipos de violaciones de derechos humanos», dijo Shahshahani. También comentó que, en lo que concierne a la formación de soldados hondureños, Estados Unidos violenta su propia ley, la cual prohíbe brindar ayuda militar a las unidades militares que hayan cometido graves violaciones a los derechos humanos.

Desde las elecciones, miles de personas han empezado a movilizarse para denunciar el fraude y exigir un recuento.  El gobierno ha dicho que sí hará un recuento, pero sólo de los resultados finales de las urnas, no de los votos individuales.  Pocos tienen fe que un recuento de este tipo pueda cambiar los resultados, tomando en cuenta que donde se cree que se cometió fraude, fue en las urnas.  Mientras tanto, muchos están preocupados de que cuando Hernández tome poder, el país sufrirá mas represión de movimientos sociales y mayor saqueo de las tierras y recursos de las comunidades indígenas  por empresas transnacionales, con el respaldo de las fuerzas militares.

PolicíaUsaGas

 

Puedes consultar la versión original en inglés en este link en la pagina de Waging Nonviolence