Los muros del capital, las grietas de la izquierda: la solidaridad de abajo (y a la izquierda)

El seminario de reflexión crítica, convocado por EZLN, contó este jueves con las intervenciones de Gilberto López y Rivas, Thomas Hansen, Sergio Rodríguez Lascano, Carlos Aguirre Rojas, Arturo Anguiano y el Subcomandante Insurgente Moisés.

En su intervención, López y Rivas dijo que el mundo hoy se caracteriza por vivir un “Terrorismo global de Estado”, impulsado por una “clase global gobernante”, que emprende una nueva recolonización y guerra contra los pueblos. Está guerra, dijo el antropólogo, es asimétrica y de espectro completo, y se distingue por reprimir de forma económica, sistémica y estructural a los pueblos. López y Rivas también señaló que el mundo vive hoy una especie de “Fascismo del siglo XXI”, que encuentra su rostro más visible en Trump y quienes votaron por él.

El segundo en intervenir fue Thomas Hansen, de la Mexico Solidarity Network, quien dijo que actualmente el debate sobre Trump, sus tweets y presencia mediática, distraen y retardan un debate más profundo: lo que representa Trump.

Según Hansen, Trump representa el sexismo, el racismo y el capitalismo más profundo de la sociedad norteamericana, pero también de la sociedad mundial. Así, dijo Hansen, Trump es un producto de su tiempo.

Hansen también planteó la urgente necesidad de una izquierda anticapitalista, antisexista y antirracista en EUA y llamó a rebasar a las ONG´s, que se han convertido en otra forma de intermediarios entre el Estado y la sociedad.

En su participación, Sergio Rodríguez Lascano enfatizó sobre los cambios en el capitalismo y dijo que el actual se caracteriza por la financiarización del capital; proceso facilitado por las nuevas tecnologías. Rodríguez Lazcano dijo que esta “reorganización del dominio del capitalismo” ha producido también una “reorganización de las fuerzas sociales de producción” que se distingue por la reducción del “trabajo vivo”.

Sergio Rodríguez también hizo una crítica a los “gobiernos progresistas” de América Latina, pues dijo que han cometido el error de reducir un sistema social a una forma de gobierno, lo que les ha llevado a confundir el Estado con el gobierno, y al gobierno con la administración. En ese sentido, recalcó el carácter anticapitalista de la iniciativa que han lanzado el Congreso Nacional Indígena y el EZLN, y dijo que quizá la única virtud de la catástrofe que vivimos es que obliga a la gente común a actuar en común.

Luego vino el turno de Arturo Anguiano, quien cuestionó la idea difundida del ciclo progresista en América Latina. Dijo que los gobiernos que recientemente marcaron el sur del continente americano no pueden ser llamados progresistas y mucho menos de izquierda, y que en todo caso habría que definirlos como social-liberales y en algunos casos abiertamente neoliberales. Anguiano apuntó que todos esos gobiernos estuvieron marcados por el clientelismo y la corrupción, y que la dureza contra el capitalismo únicamente fue verbal; pues se “concedió a los de abajo sin incomodar a los de arriba”.

Arturo Anguiano sentenció que realmente la única izquierda es aquella que es anticapitalista y que se propone subvertir las instituciones burguesas y que por lo tanto ni Morena ni Andrés Manuel López Obrador representan una alternativa de izquierda en México.

Por su parte, Carlos Aguirre Rojas, dijo que si bien todos los gobiernos de América Latina eran capitalistas, sí había que diferenciarlos entre los que son de derecha y los que son socialdemócratas. Aguirre Rojas caracterizo a los gobiernos de derecha como antinacionalistas, anticulturales y con burguesías trasnacionales, mientras que los socialdemócratas se respaldaban en las burguesías nacionales.

El cierre estuvo a cargo del Subcomandante Insurgente Moisés, quién relató como las Bases de Apoyo habían discutido la llegada de Trump al gobierno de EUA y sus intenciones de construir un muro y de deportar a miles de migrantes.

El Sub Moisés dijo que los migrantes se fueron del país no porque quisieran, se fueron porque en esta “finca” llamada México ya no había nada para ellos. Contó también que las Bases de Apoyo llegaron a la conclusión de que había que solidarizarse con los migrantes, pues ellos recordaban como durante 1994 y 1995, la sociedad civil nacional e internacional se había solidarizado con el zapatismo: “Tenemos que apoyar. Nos toca apoyar así como ellos nos apoyaron en 1994”. Así, los y las zapatistas decidieron que mediante el trabajo colectivo, podían generar un excedente de café para enviarlo a las comunidades migrantes en EUA y recalcó: “nuestro apoyo es incondicional”.

El Sub Moisés llamo a los asistentes a organizarnos para hacer llegar el café a EUA y las personas migrantes a organizarse para vender el café zapatista y así conseguir unos ingresos. No cabe duda, la solidaridad también agrieta los muros del capital.