¡Tratamiento de hepatitis C a Mumia!

Fotografía: freemumia.com

A partir del pasado 6 de abril, Mumia Abu-Jamal comenzó a recibir las medicinas para curar la hepatitis C. Al final de esta pequeña compilación, él envía sus agradecimientos a todas las personas que han luchado durante dos años para lograr esto. La lucha para lograr su libertad inmediata continúa en los tribunales y en las calles.

La larga lucha por el tratamiento

En una carta enviada por Johanna Fernández de la Campaña para Llevar a Mumia a Casa, se reportó que el 31 de marzo de 2017, Mumia Abu-Jamal recibió una cruel mezcla de buenas y malas noticias. Un doctor de la prisión le enseñó los resultados de un reciente análisis de laboratorio que reveló claras señales de cirrosis, es decir, la formación de cicatrices en el hígado, obviamente provocada por su hepatitis C no tratada. El doctor también informó a Mumia que recibiría la cura para la hepatitis C la siguiente semana.

La inminente victoria era agridulce. Mumia compartió sus sentimientos con algunas personas por teléfono esa mañana. Su expresión de emoción, poco común, también fue captada en una entrevista en la tarde: «Mi primera reacción fue de choque, rabia, incredulidad. Si me hubieran dado tratamiento en 2015, si me hubieran dado tratamiento en 2012 cuando dicen que lo diagnosticaron por primera vez, no estaría tan avanzada… Para muchos hombres y mujeres en las prisiones de Pensilvania, creo que es un paso adelante, y un gran día, pero les aseguro que no me siento así ahora mismo».

La aparente decisión del Departamento de Correcciones de Pensilvania (DOC) de darle a Mumia el tratamiento que cura la hepatitis C fue lograda tras una agonizante lucha de dos años en las calles y en los tribunales. Sin embargo, Mumia todavía no recibe el tratamiento y no lo recibirá sin nuestra constante vigilancia y protestas.

Si recibe el tratamiento prontamente, es posible que vuelva a disfrutar de buena salud. Pero los pacientes que han desarrollado cirrosis son más susceptibles a desarrollar cáncer de hígado en el futuro y tienen que ser monitoreados durante toda la vida.

Frente a la batalla de Mumia para recibir un tratamiento médico decente, el DOC de Pensilvania adoptó una posición de represalias y aceleró sus esfuerzos para silenciar y asesinar a Mumia mediante retrasar el tratamiento. Debido a que no trataron su hepatitis C hace dos años, Mumia cayó en un shock diabético, padeció inflamación del cerebro y sufrió una dolorosa condición de la piel que dejó su cuerpo desfigurado. Durante el año pasado, él y otros presos fueron obligados a tomar y bañarse en agua visiblemente contaminada –«negra y túrbida», según Mumia.

Personas que apoyan a Mumia en diferentes partes del mundo creyeron que había empezado a recibir tratamiento en enero de 2017, porque un juez federal ordenó dárselo. Pero el DOC de Pensilvania, necio y obstruccionista, se negó a obedecer la orden.

Al ordenar el tratamiento inmediato para Mumia, el juez destacó la inconstitucionalidad del protocolo del DOC para el tratamiento de hepatitis C. El juez condenó al DOC porque su protocolo «intencionalmente retrasa» el tratamiento con la cura estándar para hepatitis C hasta que el preso experimente sangrado de la garganta, entre otros síntomas mortales. El dictamen citó violaciones de derechos humanos establecidos en la Enmienda Ocho de la Constitución de Estados Unidos que prohíbe castigos crueles e inusuales.

Las constantes demoras del DOC se confirmaron esta semana. El mismo día que el doctor de la prisión le dio las noticias a Mumia, los abogados del DOC presentaron una escandalosa moción en el tribunal. Solicitaron que el juez desestimara la demanda de Mumia, dado que el DOC había tomado la decisión de tratar a Mumia bajo los lineamientos de su previo protocolo para el tratamiento de hepatitis C –¡el mismo protocolo que el juez ya había declarado anti-constitucional!

Estos argumentos demuestran la mala conducta del DOC y sus esfuerzos para minar las implicaciones jurídicas de la demanda. Cuando Mumia por fin reciba la cura, su tratamiento sentará un precedente para el tratamiento de miles de presas y presos en Pensilvania con hepatitis C y también para personas fuera de las prisiones que no pueden pagar el altísimo costo de los medicamentos. La lucha de Mumia ha sacado a la luz la crisis letal de la atención médica en las prisiones y la barbaridad del sistema comercial de salud que cobra 90 mil dólares para la cura de hepatitis C.

Como la historia demuestra, el dictamen de un juez no garantiza su implementación, especialmente cuando éste desafía los intereses dominantes. Por eso pedimos que actúen: Exijamos tratamiento inmediato de hepatitis C para Mumia y también para más de 700,000 presas y presos con hep C en el país, y las millones que sufren esta enfermedad letal sin tratamiento afuera de los muros de las prisiones, en nuestros propios barrios.

Este momento también ha creado una oportunidad para demostrar la inocencia de Mumia y luchar por su libertad. El lunes 24 de abril, 2017, el cumpleaños 63 de Mumia, sus abogados estarán en el Tribunal de Causas Comunes para impugnar su condena. Hacemos un llamado a estar con nosotros en la audiencia y en las calles.

El 24 de abril, sus abogadas Judith Ritter y Christina Swarns (del Fondo de Defensa Jurídica de la Asociación Nacional para el Avance de Personas de Color, NAACP), aprovecharán el reciente dictamen de la Suprema Corte de Estados Unidos en el caso Williams vs. Commonwealth para demostrar la manera en que la parcialidad jurídica y procesal en todas las apelaciones estatales de Mumia lo han mantenido tras las rejas. Este importante dictamen de la Suprema Corte determina que un juez que ha desempeñado un papel en una decisión significativa de la procuraduría no puede juzgar ese mismo caso con imparcialidad.

El juez Ronald Castille, el mismo que estuvo bajo escrutinio en el caso Williams vs. Commonwealth, fue el fiscal elegido en Filadelfia que argumentó a la Suprema Corte de Pensilvania, en 1988, para avalar el veredicto de culpable y la sentencia de muerte a Mumia, dictados en su juicio de 1982. Castille también había sido un sub-fiscal de alto rango durante el juicio original. Después de que él fue elegido para la Suprema Corte de Pensilvania en 1994, estuvo involucrado en deliberar y negar todas las apelaciones estatales de Mumia en contra del «juez de la horca» Albert Sabo y la juez Pamela Dembe, quienes avalaron su sentencia de muerte y le negaron un nuevo juicio en múltiples apelaciones entre 1998 y 2007. Estos jueces le negaron un nuevo juicio a pesar de su evidente inocencia, cuando la evidencia de su culpabilidad fue fabricada por la policía y la fiscalía, le negaron prácticamente todos los derechos a un debido proceso y protección bajo la Constitución de Estados Unidos.

Durante las apelaciones, los abogados de Mumia pidieron al juez Castille que se recusara debido a su parcialidad. También destacaron la cercana relación del juez con la Orden Fraternal de Policía (FOP), la cual hizo lobby por el veredicto contra Mumia. La FOP financió la campaña de Castille para la Suprema Corte y lo honraron como «Hombre del Año». Al responder a los abogados de Mumia, el juez Castille declaró enérgicamente que él no iba a hacerse a un lado. Insistió en que él no era el único juez que había recibido dinero de la FOP. ¡Cinco de los siete jueces de la Suprema Corte de Pensilvania también habían recibido aportes de la organización policiaca! No sorprende que el juez Castille no encontrara un solo error en el proceso original, que avalara la sentencia de muerte de Mumia y le negara el derecho a un nuevo juicio.

¡Exigimos la inmediata liberación de Mumia!

Pedimos que ustedes hagan dos cosas:

1. Llamen al DOC para exigir tratamiento inmediato para Mumia y todos los presos en Pensilvania con hepatitis C.
Secretario del DOC John Wetzel, 001 (717) 728-2573
(E-mail) ra-crpadocsecretary@pa.gov
(Twitter) @johnewetzel * @CorrectionsPA

2. Vengan a Filadelfia el lunes, 24 de abril a las 8:30 am donde se realizará una audiencia en el Tribunal de Causas Comunes para insistir en la inocencia de Mumia y exigir su inmediata liberación.
Center for Criminal Justice, Courtroom 1101, 1303 Filbert Street, Philadephia, PA

Firmas en solidaridad:
International Concerned Family and Friends of Mumia Abu-Jamal
MOVE
Campaign to Bring Mumia Home
Abolitionist Law Center
Free Mumia Abu-Jamal Coalition (NYC)
Educators for Mumia Abu-Jamal
Committee to Save Mumia Abu-Jamal
Mundo Obrero/Workers World
Philly REAL Justice
Sankofa Community Empowerment
Millions for Mumia/International Action Center
Mobilization to Free Mumia Abu-Jamal/Northern California
Le Collectif Français «Libérons Mumia»
German Network Against the Death Penalty and to Free Mumia Abu-Jamal
Amig@s de Mumia de México
Saint-Denis Free Mumia Committee

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Medicamentos para ganar dinero, no para los pacientes
por Mumia Abu-Jamal

Durante un poco más de dos años, ha habido una revolución en el tratamiento de la hepatitis C. No se asusten, la palabra hepatitis significa «inflamación del hígado».

Desde 2013, dos drogas han salido al mercado con tasas de curación de entre 95 y 99%. A muchas personas que sufren de hepatitis C, esto les parece un milagro médico, porque la curación es algo raro en el campo de la medicina, y la mayoría de las enfermedades se manejan con recetas para unidades de medicamentos durante toda la vida.

En 2013 y 2014, dos drogas fueron aprobadas por la Agencia de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos para el tratamiento de la hepatitis: Sovaldi y Harvoni. Pero a pesar del desarrollo de estas drogas, los precios cobrados por las empresas farmacéuticas las ponen fuera del alcance de la gran mayoría de las personas que las necesitan.

¿El costo? ¡1,000 dólares cada píldora! Dije ¡U.S. $1,000 cada píldora! Un tratamiento de Sovaldi cuesta $84,000. ¿de Harvoni? $94,500.

Un reciente informe del Comité de Finanzas del Senado de Estados Unidos dice que la empresa farmacéutica Gilead Sciences Inc, la cual adquirió la droga de otra empresa, fijó sus precios para maximizar ganancias, sabiendo que estos serían inalcanzables para decenas de miles, tal vez millones de pacientes potenciales.

Por otro lado, un precio más bajo hubiera hecho disponibles a muchos más pacientes estas drogas capaces de salvar vidas.

La empresa que desarrolló la droga recomendó un precio de US$36,00 para el curso de tratamiento. Gilead aumentó más del doble el precio.

El Senador demócrata de Oregon, Ron Wyden, un integrante del Comité, dijo: «Las pruebas demuestran que la empresa persiguió un esquema premeditado para fijar el precio y comercializar su droga para el tratamiento de la hepatitis C basado en un objetivo principal: maximizar sus ganancias a pesar de las consecuencias humanas».

El negocio de la medicina en guerra con el sentido de la medicina.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

–© ‘16maj
6 de enero de 201

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Rechazan aplazar orden de tratar Hepatitis C
Por Mumia Abu-Jamal

Cuando un tribunal federal determinó a principios del pasado enero que, en mi caso, el Departamento de Correcciones (DOC) de Pensilvania había cometido dos violaciones a la Constitución de Estados Unidos y le ordenó darme tratamiento para la infección de hepatitis C, muchas personas pensaron que el asunto ya se resolvería.

Varios hombres se acercaron para preguntarme cómo me iba con mi tratamiento.

Casi siempre respondí: ¿Cuál tratamiento? Se asombraron al enterarse que meses después, el tratamiento no se ha iniciado.

El lunes pasado [20 de marzo de 2017] recibí un mensaje de Bret Grote, del Centro de Derecho Abolicionista (Abolitionist Law Center), diciendo que un panel de jueces del Tercer Circuito rechazó la petición del DOC para un aplazamiento.

Lo han hecho de nuevo Bret, el abogado Robert Boyle de Nueva York, y el Dr. Joseph Harris, un testigo experto sobre la hepatitis C que dio testimonio en la audiencia pública el 20 de diciembre de 2015.

¿Qué es lo que hicieron? Ganaron. No sólo para mí, sino para miles de presos y presas que sufren la hepatitis C. Para todas y todos, el día del tratamiento se acerca. Y no sólo el tratamiento, sino la cura.

La noticia es especialmente grata para el dr. Harris, un internista que atiende a pacientes en Harlem que padecen Hep C y VIH. Él captó la atención de todos en la sala del tribunal al declarar que había tratado 30 pacientes con hepatitis C y que había logrado 30 curas. Luego se corrigió, diciendo, «…quiero decir 31 pacientes». Al responder a la pregunta sobre por qué había cambiado el número, él conmovió a todos cuando dijo: «El paciente 31 fui yo. Yo padecí hepatitis C, pero ya no».

Se puede comunicar con el Dr. Harris en: joseph.harris@projectrenewal.org

La batalla sigue para lograr tratamiento para la hepatitis C ¡Y vamos ganando!

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

–©’17maj
30 de marzo de 2017

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La ilusión de la medicina correccional
Por Mumia Abu-Jamal

En el inframundo de las prisiones de Estados Unidos, hay que deshacerse de todas las suposiciones médicas que uno trae del llamado mundo libre. Hemos sido condicionados a ver a las enfermeras como dulces fuentes de consuelo y a los doctores como personas dedicadas a curar a los enfermos y aliviar nuestro dolor.

En prisión, nuevas reglas rigen la medicina y la atención médica. Aquí el dinero manda. Las personas enfermas son prácticamente ignoradas. Esto puede parecer severo, pero les aseguro que la realidad es aún más severa.

Hace poco escribí sobre un abogado autodidacta en prisión que se llama Dennis ‘Solo’ McKeithan y su batalla para recibir tratamiento para el doloroso trastorno nervioso conocido como culebrilla.

Mientras leí la transcripción del proceso, encontré los notables comentarios y preguntas del juez instructivo. Él preguntó esencialmente si la empresa contratada por el Departamento de Correcciones (DOC) para proporcionar atención médica tendría un conflicto, porque como una empresa privada, sus intereses eran ganar dinero al negarse a proveer los medicamentos que los presos necesitaban. El testigo negó la sugerencia, pero el juez había tocado un nervio.

Desde el año 2015 hasta la fecha, mis abogados y yo hemos estado exigiendo un tratamiento verdadero para mi infección de hepatitis C.

Inicialmente el DOC presentó una falsa declaración jurada para justificar que un magistrado federal desechara mi demanda. El DOC argumentó que mi hepatitis iba bien, que podría durar años sin tratamiento. Un juez federal no estaba de acuerdo con esto y celebró una audiencia que demostró la falsedad de la declaración jurada. Unos meses después, el mismo juez declaró que el protocolo del DOC era anti-constitucional.

El DOC respondió que mi hepatitis C estaba en un nivel bajo. De nuevo, el juez discrepó, declaró anti-constitucional el protocolo por segunda vez y ordenó mi tratamiento. El DOC esencialmente hizo caso omiso del dictamen durante casi dos meses. A principios de esta semana [27 de marzo de 2017], me hicieron análisis adicionales. Los resultados acaban de llegar.

No sólo tengo la hepatitis C muy avanzada, sino también cirrosis (llamada F4), porque el DOC no quería gastar el dinero para tratar mi infección. El DOC dijo que le costaría 600 millones de dólares. A mí sólo me puede costar la vida.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

–©’17maj
31 de marzo de 2017

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El inicio…
Por Mumia Abu-Jamal

Ya se inició. Hoy marca mi segundo día en el régimen de tratamiento con las drogas antivirales de acción directa (DAADs), diseñadas para eliminar la hepatitis C de mi sistema.

Ustedes del pueblo lo hicieron posible. Ustedes del pueblo llenaron dos salas de un tribunal en Scranton, Pensilvania, en diciembre de 2015. Ustedes del pueblo apoyaron a nuestros abogados –Bret Grote del Abolitionist Law Center (Centro de Derecho Abolicionista ) de Pittsburgh, y Bob Boyle, de la Ciudad de Nueva York–, y también al Dr. Joseph Harris, quien me diagnosticó la hepatitis C cuando yo estaba cabeceando en una silla de ruedas en la sala de visitas de la prisión, y después se presentó como un testigo experto en nuestras audiencias en Scranton.

Ustedes del pueblo nos enviaron amor, oraciones, cartas, postales, dinero y fuerza. Me parece que las palabras «Les agradezco» palidecen ante todo esto.

Aun así, les agradezco.

La lucha no se ha terminado, pero esto es un gran inicio.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

–©’17maj

7 de abril de 2017

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Respecto a la palabra de Mumia:
Audios grabados por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Textos circulados por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducciones por Amig@s de Mumia, México