En medio del desierto de muerte, un proyecto de vida se reestructura

 

Algunos podrán pensar que la disolución de la UNOPII es una derrota al movimiento y muchos dirán que esa es la prueba de que la izquierda independiente no puede avanzar y construir, pero nosotros decimos que no. Nosotros decimos que tenemos 25 años de construir día con día, un futuro al que aspiramos, un futuro que queremos para nuestros hijos. Y 25 años de experiencia nos dicen que a veces uno se cae, pero que hay que levantarse, que a veces las cosas no salen como uno quisiera pero que hay que volverlo a intentar una y otra y otra vez, hasta que las cosas van siendo como uno realmente las quiere.

—Enrique Reynoso, 30 de Mayo 2015

30 de mayo del 2015, 1er Congreso Extraordinario y VII del Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI). Decenas de delegados y delegadas de todos las comunidades del frente fueron llegando de las distintas comunidades de la organización. Se dio a conocer la problemática por la que atravesaba la Unidad Nacional de Organizaciones Populares de Izquierda Independiente (UNOPII), proceso organizativo en el que desde hacía 15 años coincidieron la UCOPI de Guanajuato, la OCEZ-DI de Chiapas y el FPFVI del Distrito Federal.

Al iniciar el congreso se leyeron los comunicados y propuestas, que frente a la problemática interna de la OCEZ-DI de Chiapas, necesitaban el análisis y ratificación del congreso para dar por concluido el proceso organizativo de la UNOPII, al que por tantos años se le había apostado no como una simple alianza estratégica, sino como la idea de consolidar una unidad orgánica nacional.

Fotografía: José Luis Santillán

Acuerdos plenarios. Fotografía: José Luis Santillán

Durante el congreso se instalaron tres grandes mesas de trabajo, la primera el análisis de la realidad, la segunda sobre el proyecto nacional y la tercera de los proyectos del Frente. En la mesa dos, donde se discutió el proyecto nacional se ratificó la disolución de la UNOPII y se configuró la nueva propuesta de nombre para la organización. Finalmente, al día siguiente en plenaria, estos acuerdos fueron ratificados por todos los asistentes y al darse por clausurado el VII congreso del FPPFVI, se terminó también una etapa de su propia historia y continuaría una nueva, ahora bajo el nombre –por supuesto villista– que los seguirá representando.

Así, desde este momento surge la Organización Francisco Villa de Izquierda Independiente, con estas nuevas siglas que hacen a un lado la política electorera de los otros frentes. La OPFVII continúa reivindicando la lucha villista –que representan no sólo al nombrase así– sino con su historia de 26 años de lucha, con la más dura, la más pesada, la del día con día, construyendo comunidad, construyendo acuerdos colectivos, construyendo identidad, construyendo autonomía.

Fotografía: José Luis Santillán

Cooperativa Acapatzingo, fruto del trabajo organizado. Fotografía: José Luis Santillán

El país se resquebraja. La política capitalista de la violencia, es decir la necropolitica –a veces con rostro de narcotráfico, a veces con rostro de militares, otras tantas de saco y corbata firmando acuerdos que asesinaran lentamente con políticas de estado a millones de mexicanos–, orilla cada vez más a los pueblos y organizaciones a entrar en ese mismo círculo de violencia y muerte. Sin embargo, la OPFVII continúa apostando y trabajando con todos sus esfuerzos por construir en sus comunidades urbanas un proyecto de vida a través de la educación, la cultura, salud, comunicación, justicia, educación entre otras áreas que trabajan a través de comisiones.

La agresión que se mantiene impune

7 de noviembre de 2013, delegación Tláhuac, Ciudad de México. «Al medio día escuchamos gritos y ráfagas de disparos, como metralletas, nos alarmamos porque comenzó a sonar la alarma vecinal y no sabíamos, qué estaba pasando. Cuando nos asomamos, ya había cientos de granaderos en la calle». Es el testimonio de los vecinos de Tláhuac, tras los hechos violentos que se registraron en la colonia Miguel Hidalgo, calle Francisco Landino, en el predio marcado con el número 4b, cuando al medio día, grupos encapuchados que portaban armas largas, invadieron el lugar haciendo detonaciones de las armas de fuego de alto calibre que portaban y golpeando violentamente a quienes allí se encontraban –aproximadamente 10 personas entre hombres y mujeres. De acuerdo con los testimonios, fue cortado el alambre de púas de la barda, el grupo armado ingresó, amagó a las familias que encontró y además de ser amarrados, se les colocó una bolsa negra en la cabeza, para posteriormente interrogarlos y amenazarlos.

«Teníamos miedo, nuestros hijos estudian en el kínder que está en frente de ese predio, cuando llegamos, la policía no nos permitió ingresar a la calle y querían que nos retiráramos. Pero no sabíamos si nuestros niños estaban bien, nos angustiamos. Ninguna autoridad quiso decirnos absolutamente nada e insistieron una y otra vez que nos fuéramos del lugar», —relata el testimonio de algunos padres de familia, cuyos hijos estudian en el colegio particular Acrópolis, donde se imparte kínder, pre-primaria y primaria.

Fotografía: José Luis Santillán

Presencia de los «Panchos». Fotografía: José Luis Santillán

Entre los grupos armados que realizaron las mencionadas acciones violentas, participaron grupos de taxistas de los denominados «Panteras» y la Unión de Bici-taxistas Benito Juárez, quienes hacen base en la calle Arabella, de acuerdo con vecinos que fueron agredidos. A los 15 minutos de las detonaciones, ingresaron 300 elementos del cuerpo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF), patrullas de la delegación Tláhuac, quienes al llegar al lugar no realizaron ninguna detención, a pesar de que había grupos armados, amenazando, disparando y destrozando los vehículos de vecinos que estaban intentando auxiliar a las familias agredidas.

Ni los elementos de seguridad pública, ni los funcionarios de la delegación, ni del gobierno central presentes, quisieron proporcionar información alguna. Los funcionarios públicos mantuvieron diálogo constante vía telefónica, con el ex-diputado perredista Alejandro López Villanueva quién ordenó estas acciones violentas para apropiarse del predio. Dicho dialogo telefónico, también se mantuvo con los integrantes del entonces FPFVI-UNOPII, a quienes los funcionarios públicos insistieron reiteradamente la importancia de una negociación con el ex-diputado perredista.

Los funcionarios delegacionales, del gobierno capitalino y de la SSP, no sólo no detuvieron a los grupos violentos que invadieron el predio, si no que sostuvieron una reunión con algunos dirigentes de ellos y les permitieron el libre tránsito, mientras los vecinos y padres de familia que esperaban noticias de sus hijos, no pudieron ingresar a la calle Francisco Landino, donde se encuentra la institución educativa, por varias horas. Algunos dirigentes del grupo armado se retiraron del lugar alrededor de las 5pm a bordo de 3 taxis «Panteras», a los cuales les abrieron el paso los elementos de la SSP.

El predio –invadido por grupos armados pagados por el perredista Alejandro López Villanueva y resguardados por elementos del cuerpo de granaderos capitalino– fue comprado por la cooperativa de vivienda Tlotalzin Hueyi a su propietario. Tomaron posesión del lugar en septiembre del 2013 para realizar tareas de limpieza y los preparativos de construcción, porque la edificación del lugar correría a cargo de sus propios recursos, garantizando así la autosuficiencia de la cooperativa de vivienda. La presencia de una comisión muy reducida del Frente para el resguardo del inmueble, obedecía a la legalidad con la que habían realizado la adquisición, aseguran. Ante las propuestas realizadas vía telefónica por funcionarios del GDF, para entablar una negociación con el grupo que los violentó, se negaron rotundamente, ya que cuentan con toda la documentación legal del predio, exigieron, además, sea respetado su legítimo derecho y el castigo a los responsables de estas agresiones.

Por el derecho al trabajo

De acuerdo con las apreciaciones de la organización villista, «este ataque es parte de una política de gobierno que se puede palpar a nivel federal contra las organizaciones que no se alinean a las políticas electorales. Así, la represión, despojo, encarcelamiento, desapariciones y asesinatos de luchadores sociales en la república mexicana, son una práctica constante, que se mantiene impune y ahora se está equiparando el mismo nivel de violencia que podemos percibir en Michoacán o Guerrero en la Ciudad de México y si no los frenamos, podría ser igual de grave». En particular, señalan que el PRD-GDF los ha venido hostigando y desalojando de sus puestos comerciales en las medianías de la línea 12 del Metro, a pesar de que el grupo de comerciantes del Frente presentó un proyecto a las autoridades, para regular su actividad y mejorar el paisaje urbano. «Sin embargo, parece ser que no importan las ideas, ni los proyectos que contemplen innovar, si no que el comercio sigue siendo como hace años con el PRI y ahora con el PRD, una cuestión de compadrazgo político».

Fotografía: José Luis Santillán

Manifestantes villistas por el derecho al trabajo. Fotografía: José Luis Santillán

Cabe señalar que el ex-diputado López Villanueva compitió, precisamente, en las elecciones por el cargo de jefe delegacional en Tláhuac, por lo que no se descartan algunos pactos políticos con la administración, afirman. De hecho, todos los habitantes de la delegación son testigos cotidianos de que a los comerciantes y taxis «Pantera» que lidera el perredista, se les brindan facilidades para ejercer el comercio en vía pública e incluso estacionar sus taxis frente a las estaciones del metro, sin que ninguna autoridad los moleste.

Para los frentistas independientes la lógica gubernamental en el país pretende orillar a las organizaciones sociales a enfrentarse con grupos armados de la llamada «delincuencia organizada» que actúan con total impunidad. Aseguran que el gobierno capitalino está cometiendo abusos de autoridad por acción u omisión, por lo que, haciendo uso de su derecho a la libre manifestación, realizaron un paro en la zona oriente del DF, junto con miles de agremiados más de la Alianza Mexicana de Organizaciones Sociales (AMOS) y otras organizaciones sociales que se solidarizaron, para exigir al gobierno que termine con el hostigamiento político.

En total, 15 puntos de la zona oriente de la ciudad fueron paralizados la mañana del 27 de noviembre del 2013. A pesar de la enorme muestra de organización y capacidad de movilización, la única respuesta de las autoridades fue concertar una cita con un funcionario menor, que no tenía la capacidad para resolver la problemática, por lo que los frentistas no asistieron a la reunión. Desde entonces se preparan para realizar movilizaciones masivas, cada vez más fuertes.

Este reportero solicitó una entrevista con el secretario de gobierno del DF, Héctor Serrano Cortés, para conocer la versión oficial de las autoridades, sin embargo a pesar de la insistencia, no se obtuvo respuesta alguna.

El hostigamiento y la represión, una constante desde el nacimiento del frente

Los conflictos militares se llevan a cabo para determinar quién y en qué condiciones estructurara el orden de paz que le sigue. Esa es la razón de ser de la guerra.

—Heinz Dieterich

30 de mayo de 1994. Los noticieros por radio y televisión hablan de la refriega, de los heridos y de las, por lo menos 4 horas de batalla entre cientos de granaderos y panchos villa al oriente de la capital. La obscuridad inundaba la ciudad, en un estacionamiento subterráneo, bajaron de sus automóviles por un lado funcionarios públicos de la regencia de la Ciudad de México y por el otro, dirigentes de una de las organizaciones más amplias y combativas del DF. El encuentro fue solemne, rápido, obligado; intercambiaron detenidos, lo cual no significó una tregua, en lo más mínimo, ya que al día siguiente se liberaron más de 15 órdenes de aprehensión contra la dirigencia del frente.

La batalla de Cabeza de Juárez, en el predio conocido como CCH 6, fue memorable, no sólo por el gran despliegue de fuerzas policiales que actuaron, sino por la capacidad de resistencia del FPFV y la solidaridad demostrada por vecinos de Ciudad Nezahualcóyotl. Hoy se recuerda cómo la actual Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, abrió sus puertas para atender a los heridos.

Fotografía: José Luis Santillán

El hostigamiento policiaco, una constante. Fotografía: José Luis Santillán

Mayo de 1993. Durante el gobierno de Manuel Camacho Solís, como regente del entonces Departamento del Distrito Federal, se realizó una reunión más, de gestoría, entre integrantes del FPFV y el secretario de gobierno de la Ciudad de México, en ese entonces Marcelo Ebrard Casaubón, y el coordinador regional Octavio Flores Millán. Una llamada urgente sacó a los funcionarios de la sala de reunión. Durante su ausencia, se encontró entre la documentación de los funcionarios, una hoja que hablaba de órdenes de aprehensión. Los dirigentes del FPFV tomaron la carpeta entera y salieron del lugar. El documento completo resultó ser un plan para desmantelar al frente, dentro del cual se delineaba una estrategia: el gobierno planteaba campañas de desprestigio por radio y televisión, acciones punitivas contra los campamentos, siembra de armas y drogas, órdenes de aprehensión, generar división a partir de beneficiar con la gestión a unos grupos más que a otros, cooptación de dirigentes, impedir algún tipo de coordinación o acercamiento con la Sección 9 del CNTE, con el MPI y con SUTAUR 100.

El Frente publicó un desplegado en un diario de circulación nacional, donde denunció el hecho. Hoy reflexionan que no hubo grandes movilizaciones o acciones más contundentes, probablemente debido a un exceso de confianza en sus propias fuerzas, de aquellos años. Lo cierto es que con el paso del tiempo, se fueron cumpliendo, una a una, las líneas plasmadas de aquel documento hallado en la oficina de Marcelo Ebrard.

Fotografía: José Luis Santillán

Hostigamiento policiaco frente a predio de la OPFVII. Fotografía: José Luis Santillán

En la memoria colectiva de los capitalinos, aun están grabadas las contundentes batallas entre integrantes del FPFV y granaderos del DF, por ejemplo en el predio «Las Calabacitas» o «El Molino». Las condiciones internas del frente, el constante hostigamiento y represión dirigidos a intimidar, coptar y desarticularlos, dieron resultados paulatinamente. Para mayo de 1997 se anuncia la primera escisión de la organización, el Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI), aunque la separación interna llevaba ya mucho tiempo siendo una realidad para la vida de esta organización. El FPFV dirigido principalmente por la familia López Villanueva, se fue colocando al interior del PRD y han llegado a ocupar incluso cargos de diputación federal. Actualmente existen alrededor de 15 fracciones que se reivindican como parte de ese primer frente, teniendo que pactar la gran mayoría de ellas, con el PRD-GDF para mantener cierto nivel de gestoría, en aéreas de comercio, transporte público y vivienda.

Fotografía: José Luis Santillán

Fuerzas especiales del GDF al acecho. Fotografía: José Luis Santillán

Solo existe una fracción que no ha pactado votos, ni concesiones electorales para ningún partido político o gobierno; que además construye un proyecto urbano autonómico, incluso que ahora trasciende por su importancia las fronteras de nuestro país.

Cuando en 2013 el jefe delegacional de Iztapalapa, Jesús Salvador Valencia Guzmán, viajó a la Universidad de Harvard, Estados Unidos, tomando unos 700 mil pesos del presupuesto de la demarcación, se llevó una gran sorpresa: académicos de aquellas prestigiada institución recomendaban al alcalde que se tomara la cooperativa de vivienda Acapatzingo como una comunidad urbana modelo. Esta comunidad fue desarrollada por el FPFVI a pesar del hostigamiento del gobierno local de Clara Brugada, predecesora de Valencia.

El proyecto autonómico

Con nuestra resistencia y nuestra rebeldía que nos ha dado la libertad para crear, inventar, imaginar de cómo trabajar mejor nuestro gobernar para tener una mejor vida, y eso es lo que nos está ayudando de ir descubriendo de cómo mejorar el gobernar o su trabajo de nuestros gobiernos autónomos.

—SCI Moisés, 7 de mayo de 2015. Apuntes de resistencia y rebeldía.

Cuando hablamos de la autonomía que construye la naciente OPFVII, no sólo hablamos de las posturas antisistémicas o del distanciamiento –sano– de la política electoral o de las estructuras gubernamentales. Es la sonrisa de los niños, que pueden jugar en plena calle sin temor a sufrir accidentes; es la mirada de los abuelos y abuelas que participan en las jornadas comunitarias o en las guardias; es saberse útiles y parte de una comunidad; es la confianza de los habitantes que saben que pese a las problemáticas de convivencia o de problemas vecinales, tienen un espacio –las asambleas– de discusión, que eventualmente busca soluciones colectivas.

La OPFVII ha logrado mantenerse y trascender en uno de los carriles más agrestes de la autopista por la que circula la izquierda en México, el de la independencia, el de la autonomía. Dicha organización ha suscrito e impulsado diversos espacios de coordinación nacional a lo largo de su historia, y ha logrado consolidar algunos frentes organizativos con varios años de experiencia, tales como la Unidad Nacional de Organizaciones Populares de Izquierda Independiente (UNOPII), recientemente disuelta, la Alianza Mexicana de Organizaciones Sociales (AMOS) o la Red de Resistencias Autónomas Anticapitalistas (RRAA).

Fotografía: José Luis Santillán

Recuperación y potabilización del agua de lluvia en Acapatzingo. Fotografía: José Luis Santillán

Los panchos mantuvieron una activa participación durante la iniciativa zapatista de la Otra Campaña en 2006, cuando recorrieron los 32 estados del país junto con la Comisión Sexta, y llegaron a hospedar al Delegado Zero del EZLN, el finado Subcomandante Insurgente Marcos, en la cooperativa de vivienda Acapatzingo. También participaron en las movilizaciones pacíficas en la Ciudad de México, como respuesta de la Otra Campaña a la brutal represión que sufrieron los ejidatarios de San Salvador Atenco, en la cual se denunciaron actos de tortura, tortura sexual, asesinatos, detenciones ilegales y estuvieron involucrados los tres órdenes de gobierno con los tres distintos partidos políticos, Vicente Fox Quesada del PAN en el gobierno federal, Nazario Gutiérrez Méndez del PRD en el gobierno local y finalmente, señalado como autor intelectual de la represión, Enrique Peña Nieto del PRI al frente del gobierno estatal.

La OPFVII ha sobrevivido, además, a la política de exclusión social del GDF, inaugurada por Andrés Manuel López Obrador, el cual posibilitó la privatización del Centro Histórico, hoy a manos de Carlos Slim Helú, implementando la Cero Tolerancia de Rudolph Giuliani, ex-alcalde de Nueva York.

Desde entonces, la capital ha mejorado su «imagen urbana» a costa del deterioro de las condiciones de vida de miles de capitalinos al concesionar diversos servicios públicos, que recaudan beneficios multimillonarios para empresas multinacionales, mientras se encarece la vida para sus habitantes y se anula la inversión de las empresas locales. Muestra de ello, por citar un par de ejemplos, es la constante apertura de centros comerciales como Wal-Mart, en sus diferentes modalidades y sub-marcas como Aurrerá o Auerrerá Express, y la nula apertura o apoyo a la infraestructura de los mercados tradicionales. La concesión de diversas vías públicas para la empresa MetroBus, cuyo mayor accionista es ADO, y el convenio con la empresa fabricante de vehículos VOLVO, dejando fuera de las ganancias de este sector a cientos de familias que habían venido manteniendo las rutas de transporte público en la ciudad y a fabricantes nacionales. En el mismo Metro, las cadenas de comida rápida Domino’s Pizza y Bimbo, en su modalidad de pan frío, mantienen una fuerte presencia, mientras por distintos medios se ataca a los vagoneros que intentan ganarse la vida.

Fotografía: José Luis Santillán

Haciendo política desde la base. Fotografía: José Luis Santillán

La OPFVII ha logrado organizar sectores gremiales, que ninguna otra organización de izquierda anticapitalista antes había podido o querido aglutinar. Con las demandas de educación, cultura, trabajo, salud y vivienda, el 25 de febrero del 2010, marcharon alrededor de 10 mil integrantes de la Alianza Mexicana de Organizaciones Sociales. Participaron organizaciones de comerciantes formales e informales, transportistas, estudiantes, colonos, pepenadores, vagoneros del metro, lanzallamas, entre muchos otros; sectores no sólo marginados y excluidos, sino incómodos para las políticas gubernamentales del DF. Desde esa fecha y hasta este momento, se instalaron una serie de mesas de trabajo entre las organizaciones integrantes de la AMOS y el GDF. Pero el avance ha sido mínimo, no se han resuelto sus demandas y las condiciones sociales para estos gremios se agudizan.

En este contexto, hoy se mantienen vivos y en constante crecimiento los proyectos de cultura, salud, comunicación, justicia y educación dentro de las diversas comunidades de la OPFVII, ubicadas principalmente al oriente del DF, en la delegación Iztapalapa, la cual ostenta el primer lugar a escala nacional en población adicta a inhalantes. Según cifras de la SSP-DF y de la Procuraduría General de Justicia local, desde hace tres años Iztapalapa se mantiene como la delegación más insegura de la capital del país, con un saldo de 563 homicidios durante los últimos 38 meses; es decir, casi 15 homicidios por mes. La cifra corresponde al 22.4% de los asesinatos registrados entre enero de 2010 y febrero de 2013 en el Distrito Federal. A pesar del millonario presupuesto de 51 millones 769 mil 57 pesos, como parte del Programa Nacional de Prevención del Delito, la inseguridad en dicha demarcación no ha mejorado.

Desde luego, los predios y colonias ocupados por la organización son zonas libres de violencia, ofreciendo una seguridad que no depende de inversiones multimillonarias, ni de compadrazgos con la clase política de la izquierda institucional. Si bien el acercamiento inicial de las familias que integran la organización villista es la satisfacción de la necesidad de vivienda, la cultura organizativa que promueven en todos sus espacios y movilizaciones, permite que la reflexión y el quehacer cotidiano de estas familias se traduzcan en un modelo urbano ejemplar, donde la toma de decisiones colectivas y el reparto equitativo de responsabilidades en las comunidades del frente, posibilitan que los predios adquiridos por la organización puedan llegar a un nivel de vida y convivencia en comunidad.

Fotografía: José Luis Santillán

Multitud villista de Iztapalapa. Fotografía: José Luis Santillán

Diversos rubros como la seguridad, la salud, la cultura, la violencia intrafamiliar, el alcoholismo o la drogadicción, se trabajan cotidianamente en las asambleas de cada comunidad, donde se conforman comisiones integradas por los mismos vecinos, a través de las cuales van encontrando soluciones que ponen en práctica con los medios que tienen a su alcance.

Esta cultura organizativa produce una sensible diferencia entre el nivel de vida que han alcanzado las comunidades de la OPFVII y las demás colonias que se encuentran a su alrededor. La seguridad es un ejemplo incomparable, donde a propósito, algunos periodistas han querido encajar erróneamente el proyecto de seguridad de los panchos con las actuales autodefensas que se propagan a lo largo y ancho de nuestro país. Ya que en los predios que son propiedad de la organización villista, el tema de la seguridad es resuelto por sus integrantes; la policía capitalina, no puede entrar. Dicha situación no es regulada por ninguna ley pero es respetada por la SSP. La comisión de vigilancia que se encarga de resguardar sus comunidades es tan antigua como la organización misma, es rotativa, así que todos los socios de las diferentes cooperativas de vivienda, hombres y mujeres, de cualquier edad, pasan por dicha comisión, que no busca confrontar a la delincuencia, si no prevenirla y frenarla en determinadas circunstancias. Su fuerza no radica en la corpulencia de los comisionados, si no en el nivel organizativo que tiene cada una de sus comunidades, para responder y repeler cualquier amenaza.

En las comunidades de la OPFVII, se puede transitar de madrugada sin ningún temor, son como oasis en medio del desierto. Sus mujeres, hombres y ancianos, llevan una vida con diversas ofertas culturales o deportivas, el paso de los vehículos es regulado para que sus hijos y nietos pueden transitar y jugar con libertad, confianza y seguridad.

Fotografía: José Luis Santillán

Una identidad radical. Fotografía: José Luis Santillán

Diversos colectivos y organizaciones estudiantiles se acercan regularmente para compartir sus conocimientos y apoyar el proyecto de autonomía, ya sea en los espacios destinados a la salud, la cultura, la educación o la comunicación, aunque la responsabilidad de esta consolidación recae siempre en los integrantes de la organización, para garantizar una continuidad, que avanza lentamente, pero firme. Provenientes de los cinturones de pobreza del Distrito Federal, muchas de estas familias hoy tienen acceso a vivir con tranquilidad y disfrutar de las aéreas recreativas, talleres, gimnasio al aire libre sin costo alguno, además de los bajos costos en la adquisición de sus viviendas, entre otros muchos beneficios, en las comunidades de la OPFVII se vive bien, más que por el dinero que alcanzan a percibir en sus trabajos asalariados, por el trabajo voluntario.

Algunos intelectuales y académicos de la izquierda en América Latina, llaman a este modelo organizativo política pre-figurativa, por ser un modelo de organizaciones revolucionarias que construyen en el presente espacios donde se pre-figuran las sociedades futuras, que serán posibles de alcanzar después del modelo económico capitalista. Quizás la mayoría de las familias que integran la OPFVII ni siquiera imaginan la importancia que tiene su modelo organizativo de comunidad urbana. Pero vivir la diferencia entre su vida al interior de su comunidad y la del resto de la Ciudad de México les basta para sonreír y continuar con las asambleas, las comisiones, las jornadas y el trabajo colectivo.